lunes, 30 de noviembre de 2009

Solo Cristo es auténtica esperanza que da sentido a la vida, dice el Papa Benedicto XVI

VATICANO, 29 Nov. 09 (ACI).-Al presidir las primeras vísperas del tiempo de Adviento, el Papa Benedicto XVI explicó su significado de auténtica espera, a la vez activa, en la que se busca a Cristo, porque con Él toda vida humana cobra verdadero sentido "aún cuando los demás ya no pueden asegurarnos ningún apoyo, aún cuando el presente se vuelve fatigoso".
Al iniciar su homilía de ayer por la tarde en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre explicó que Adviento proviene de la palabra latina adventus, que "puede traducirse con 'presencia', 'llegada', 'venida'". "Con la palabra adventus se quería decir sustancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no lo podamos ver y tocar, como sucede con las realidades sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos de múltiples formas", dijo el Pontífice. Entonces, prosiguió el Papa, "el significado de la expresión 'adviento' comprende, por lo tanto, también el de 'visitatio', que quiere decir simple y propiamente 'visita'.
En este caso, se trata de una visita de Dios: Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. Todos experimentamos, en la existencia cotidiana, tener poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba siendo absorbidos por el 'quehacer'". Seguidamente el Papa alertó sobre como "a veces las cosas nos 'atropellan'. El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando, nos invita a detenernos en silencio para percibir una presencia. Es una invitación a comprender que cada una de las vivencias del día son señales que Dios nos dirige, signos de la atención que tiene para con cada uno de nosotros ¡Cuán a menudo Dios nos hace percibir algo de su amor!"
Benedicto XVI resaltó luego que otro elemento fundamental del Adviento es la espera que es al mismo tiempo esperanza."El hombre, en su vida, está en espera constante: cuando es niño quiere crecer; siendo adulto tiende a la realización y al éxito y, avanzando en la edad, anhela el merecido descanso.
Pero llega el tiempo en el que descubre que ha esperado demasiado poco si, más allá de su profesión o de su posición social, no le queda nada más por esperar. La esperanza marca el camino de la humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un día enjugará también nuestras lágrimas. Un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el Reino de Dios, Reino de justicia y de paz"."Pero hay formas muy distintas de esperar.
Si el tiempo no se llena con un presente que tenga sentido, la espera corre el riesgo de volverse insoportable; si se espera algo, pero en este momento no hay nada –es decir si el presente se queda vacío– cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado grave, porque el futuro queda totalmente en la incertidumbre. Sin embargo, cuando el tiempo está dotado de sentido, y en cada instante percibimos algo específico y válido, entonces la alegría de la espera hace que el presente sea más precioso".
Tras reiterar que el Adviento se convierte entonces en "ocasión para volver a despertar en nosotros el sentido verdadero de la espera, volviendo al corazón de nuestra fe, que es el misterio de Cristo", el Papa subrayó que "también nosotros podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que nos afligen, nuestra impaciencia, las preguntas que brotan de nuestro corazón"."¡Estemos seguros de que nos escucha siempre! Y si Jesús está presente, ya no existe ningún tiempo sin sentido y vacío. Si Él está presente, podemos seguir esperando, aún cuando los demás ya no pueden asegurarnos ningún apoyo, aún cuando el presente se vuelve fatigoso".
"Queridos amigos, el Adviento es el tiempo de la presencia y de la espera de lo eterno. Precisamente por esta razón es, en especial, el tiempo de la alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede cancelar. La alegría por el hecho de que Dios se ha hecho niño". "Esta alegría, invisiblemente presente en nosotros, nos alienta a caminar confiados", concluyó el Papa pidiendo a la Virgen María que "nos obtenga la gracia de vivir este tiempo litúrgico vigilantes y activos en la espera ¡Amén!"

jueves, 19 de noviembre de 2009

El Papa Benedicto XVI pide trabajar por los niños y respetar su dignidad

Benedicto XVI pidió a la comunidad internacional trabajar para responder a los dramáticos problemas de los niños y exhortó a defender la dignidad de todos ellos, especialmente de los más pobres y necesitados. Al recordar que este 20 de noviembre se celebra en la ONU la Jornada Mundial de Oración y de Acción por los Niños, con ocasión del 20° aniversario de la adopción de la Convención sobre los derechos de los niños, el Santo Padre recordó a "todos los niños del mundo, especialmente en los que viven en condiciones difíciles y sufren a causa de la violencia, de los abusos, de la enfermedad, de la guerra o del hambre". Por ello invitó a todos a unirse "a mi oración, y al mismo tiempo, hago un llamamiento a la comunidad internacional para que se multipliquen los esfuerzos para ofrecer una adecuada respuesta a los problemas dramáticos de la infancia". "Que no falte el compromiso generoso de todos para que sean reconocidos los derechos de los niños y se respete cada vez más su dignidad", concluyó.

martes, 17 de noviembre de 2009

El Papa: “El hambre es el signo más cruel y concreto de la pobreza”

ROMA, lunes 16 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- El hambre es “el signo más cruel y concreto de la pobreza” y no tiene “una relación de causa-efecto” con el aumento de la población”, afirmó Benedicto XVI este lunes por la mañana en la sede de la FAO en Roma.
El Papa intervino en la sesión de apertura de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, que se celebra del 16 al 18 de noviembre en Roma.
“La tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes” porque “si bien en algunas regiones se mantienen bajos niveles de producción agrícola a causa también de cambios climáticos, dicha producción es globalmente suficiente para satisfacer tanto la demanda actual, como la que se puede prever en el futuro”.
Colaborar para un “desarrollo humano integral”
Según el pontífice, “aunque los Países más pobres se han integrado en la economía mundial de manera más amplia que en el pasado, la tendencia de los mercados internacionales los hace en gran medida vulnerables y los obliga a tener que recurrir a las ayudas de las Instituciones intergobernativas”.
La cooperación, señaló, debe ser “coherente con el principio de subsidiaridad”. Por ello, es necesario “implicar a las comunidades locales en las opciones y decisiones referentes a la tierra de cultivo", indicó.
“Porque el desarrollo humano integral requiere decisiones responsables por parte de todos y pide una actitud solidaria que no considere la ayuda o la emergencia en función de quien pone a disposición los recursos o de grupos de élite que hay entre los beneficiarios”, añadió.
La solidaridad para el desarrollo de los países pobres, por otra parte, puede llegar a ser también una “vía de solución para la actual crisis global”, sugirió.
En este sentido, explicó que “sosteniendo con planes de financiación inspirados en la solidaridad estas Naciones, para que ellas mismas sean capaces de satisfacer las propias demandas de consumo y de desarrollo, no sólo se favorece el incremento económico en su interior, sino que puede tener repercusiones positivas para el desarrollo humano integral en otros países”.
Contra el hambre, una “conciencia solidaria”
Benedicto XVI también alertó contra el peligro de considerar el hambre como un fenómeno “estructural, parte integrante de la realidad socio-política de los países más débiles, objeto de un sentido de resignada amargura, si no de indiferencia”.
“No es así, ni debe ser así -exclamó-. Para combatir y vencer el hambre es esencial empezar por redefinir los conceptos y los principios aplicados hasta hoy en las relaciones internacionales”.
En este sentido, indicó la importancia de buscar “nuevos parámetros -necesariamente éticos y después jurídicos y económicos- que sean capaces de inspirar la actividad de cooperación para construir una relación paritaria entre Países que se encuentran en diferentes grados de desarrollo”.
Al mismo tiempo, es necesario “entender las necesidades del mundo rural”, descartando la posibilidad de ser considerado “de modo miope, como una realidad secundaria” y favorecer el acceso al mercado internacional de los productos procedentes de las áreas más pobres, “hoy a menudo relagados a espacios limitados”, dijo.
También pidió no olvidar “los derechos fundamentales de la personas, entre los que destaca el derecho a una alimentación suficiente, sana y nutritiva, y el derecho al agua”.
Para lograr esos objetivos, “rescatar las reglas del comercio internacional de la lógica del provecho como un fin en sí mismo, orientándolas en favor de la iniciativa económica de los Países más necesitados de desarrollo, que, disponiendo de mayores entradas, podrán caminar hacia la autosuficiencia, que es el preludio de la seguridad alimentaria”.
Refiriéndose a su encíclica “Caritas in veritate”, Benedicto XVI también recordó la necesidad de una “conciencia solidaria, que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinción ni discriminaciones”.
“No es posible continuar aceptando la opulencia y el derroche, cuando el drama del hambre adquiere cada vez mayores dimensiones”, señaló.
“Reconocer el valor trascendente de cada hombre y mujer es el primer paso para favorecer la conversión del corazón que pueda sostener el esfuerzo para erradicar la miseria, el hambre y la pobreza en todas sus formas”.
El desarrollo respeta el medio ambiente
Los métodos de producción alimentaria, recordó el obispo de Roma, imponen igualmente un “análisis atento de la relación entre el desarrollo y la tutela ambiental”
Esta tutela la señaló como “un desafío actual para garantizar un desarrollo armónico, respetuoso del diseño de Dios el Creador y por tanto en condiciones de salvaguardar el planeta”.
Desde este punto de vista, se debe profundizar en las conexiones existentes “entre la seguridad ambiental y el fenómeno preocupante del cambio climático”, teniendo en cuenta el lugar central de la persona humana y sobre todo a las poblaciones más vulnerables.
Para ello, concluyó, no bastan “normativas, legislaciones, planes de desarrollo e inversiones”, sino “un cambio en los estilos de vida personales y comunitarios, en el consumo y en las necesidades concretas” y sobre todo “tener presente ese deber moral de distinguir en las acciones humanas el bien del mal para redescubrir así el vínculo de comunión que une la persona y lo creado”.
El director general de la FAO, Jacques Diouf, definió la presencia del pontífice de este lunes como “un evento excepcional” que confiere a la cumbre “una fuerte dimensión espiritual”.
“La Iglesia siempre ha tenido como responsabilidad la de aliviar la pobreza de los más necesitados”, destacó.
También auspició que la presencia del Papa permitirá llevar la lucha contra el hambre al mundo “a un nivel de responsabilidad colectiva y de ética que trascienda los puestos en juego y los intereses nacionales y regionales, para reafirmar con voz clara y fuerte el derecho a la alimentación, el primero de los derechos humanos”.
La de este lunes ha sido la quinta visita de un Papa a la sede de la FAO de Roma. Benedicto XVI estaba acompañado por el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone; por el arzobispo Filoni, sustituto de la Secretaría de Estado; por monseñor Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados, y Harvey, prefecto de la Casa pontificia.
También por el obispo De Nicolò, regente de la Prefectura, por monseñores Gänswein, su secretario particular, y Volante, Observador Permanente de la Santa Sede ante las organizaciones y los organismos de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura.
Actualmente, 1,02 millones de personas están desnutridas.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El Papa va a la FAO a afirmar el derecho a la alimentación

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 15 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI visita este lunes la sede del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para reivindicar el derecho a la alimentación, esencial para un desarrollo humano integral, explica su portavoz.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha analizado en el editorial del último número de "Octava Dies", semanario del Centro Televisivo Vaticano, los motivos que han llevado al Santo Padre a participar en la cumbre mundial sobre seguridad alimentaria.
El portavoz recurre a una de las frases de la reciente encíclica "Caritas in veritate" (n.27) para ilustrar la intención del Papa: "Es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones".
En ese documento, añade el padre Lombardi, el pontífice "subraya que el derecho a la alimentación es esencial para garantizar el primero de todos los derechos, el derecho a la vida. Sí, porque de hambre y de sed se muere, y si no se muere, se vive a mitad".
La cumbre de la FAO, recuerda el sacerdote, "tiene lugar en un escenario dramático que olvidamos frecuentemente".
"En el año 2000 la famosa Cumbre del Milenio había proclamado que el número de los hambrientos debería reducirse a la mitad, de los 800 millones de entonces a 400 millones en 2015. Sin embargo, en 2009 hemos llegado a mil doscientos millones. Una tragedia horrible, un impulso fortísimo a las migraciones, una amenaza gravísima para la paz".
"Es evidente que el camino principal para afrontar el problema es favorecer el desarrollo agrícola de los países más pobres, implicando lo más posible a las comunidades locales, es decir, colocando ‘a la persona humana en el centro del desarrollo'", sigue diciendo el portavoz citando la encíclica del Papa.
"Este es el interés de la comunidad mundial, de esa familia de pueblos que deberíamos ser. No debería ser difícil de comprender para los participantes en la Cumbre de Roma. Pero después habría que actuar en consecuencia. De lo contrario, las muertes por hambre seguirán aumentando", concluye.

Benedicto XVI pide despertar las conciencias para defender la vida

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 15 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- “Hablad al corazón de vuestro pueblo, despertad las conciencias, reunid las voluntades en un esfuerzo conjunto contra la creciente ola de violencia y menosprecio por el ser humano”, pidió el Papa este sábado en su discurso a los obispos de la Región Sur 1 de la Conferencia Episcopal de Brasil.
Dirigiéndose al tercer grupo de obispos brasileños presentes en el Vaticano para la visita “ad limina Apostolorum”, Benedicto XVI afirmó que el ser humano “de don de Dios acogido en la intimidad amorosa del matrimonio entre un hombre y una mujer, ha pasado a ser visto como mero producto humano”.
Contra esta visión distorsionada del ser humano, el Santo Padre destacó que “la convicción de la recta razón y la certeza de fe de que la vida del ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, pertenece a Dios y no a los hombres, le confiere ese carácter sagrado y esa dignidad personal que suscita una única actitud legal y moral correcta, es decir, la del profundo respeto”.
“Nunca podemos desanimarnos en nuestra llamada a la conciencia -dijo-. No seríamos seguidores fieles de nuestro Divino Maestro, si no supiéramos en todas las situaciones, también en las más arduas, llevar nuestra esperanza”.
Y añadió: “Continuad trabajando por el triunfo de la causa de Dios, no con el ánimo triste de quien advierte sólo carencias y peligros, sino con la firme confianza de quien sabe poder contar con la victoria de Cristo”.
Refiriéndose a Brasil, Benedicto XVI destacó: “Vuestro pueblo abriga en el corazón un gran sentimiento religioso y nobles tradiciones, arraigadas en el cristianismo” que los obispos “procuráis mantener, defender, extender, profundizar, vivificar”.
“Al regocijarme vivamente con todo esto -aseguró-, os exhorto a proseguir esta obra de constante y metódica evangelización, conscientes de que la formación verdaderamente cristiana de la conciencia es decisiva para una profunda vida de fe y también para la madurez social y el verdadero y equilibrado bienestar de la comunidad humana”.
Sobre esta cuestión, el Papa indicó también que, “para merecer el título de comunidad, un grupo humano debe corresponder, en su organización y en sus objetivos, a las aspiraciones fundamentales del ser humano”.
“Por eso no es exagerado afirmar que una vida social auténtica empieza en la conciencia de cada uno”, declaró.
Y continuó: “Dado que la conciencia bien formada lleva a realizar el verdadero bien del hombre, la Iglesia, especificando cuál es este bien, ilumina al hombre y, a través de toda la vida cristiana, procura educar su conciencia”.
“La enseñanza de la Iglesia, debido a su origen -Dios-, a su contenido -la verdad- y a su punto de apoyo -la conciencia- encuentra un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente o no creyente”, aseguró.
Y añadió: “la cuestión de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa únicamente de los cristianos”, sino que “pertenece a cada conciencia humana que aspira a la verdad y vive atenta y aprehensiva a la suerte de la humanidad”.
Sobre la defensa de la vida y, tomando como referencia la encíclica “Caritas in veritate”, Benedicto XVI explicó que “hoy, un campo primario y crucial de lucha cultural entre el absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral del hombre es el de la bioética, donde se juega radicalmente la propia posibilidad de un desarrollo humano integral”.
Los obispos de la Región Sur 1 de Brasil, la del Estado de São Paulo (donde se encuentra el Santuario de Nuestra Señora Aparecida) son el tercer grupo de obispos brasileños que realiza la visita “ad limina Apostolorum”, después de los de las regiones occidentales y los de la región Nordeste, recibidos por el Papa en Castel Gandolfo los pasados 8 y 17 de septiembre, respectivamente.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Este lunes se inicia peregrinación de Cruz de JMJ en Madrid

MADRID, 10 Sep. 09 (ACI).- El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, invitó a los jóvenes a vivir con fidelidad la vocación cristiana y aprovechar para ello la peregrinación que este 14 de septiembre iniciará la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), con una vigilia de oración en la Catedral de la Almudena.En una carta dirigida a los jóvenes, el Purpurado les dijo que deben alegrarse por el "privilegio de llevar la cruz de Cristo para mostrarla a todos". "No haced de la cruz un signo banal, superficial o sin sentido", añadió.Según la agencia Fides, el Arzobispo también invitó a hacer que sus vidas sigan "el camino de la verdad, de la humildad y de la obediencia a los mandamientos de Dios", sin caer en el carril de las "atracciones de este mundo pasajero, como el dinero, la fama, el poder y la mentira".Finalmente, afirmó que "la oración, las catequesis, la participación en los sacramentos y las obras de caridad" harán del camino hacia la JMJ un "evento de gracia extraordinaria en el cual experimentaréis sin duda el encuentro con Cristo".

lunes, 31 de agosto de 2009

El Hermano Rafael, propuesto como "copatrón" de la Jornada de la Juventud 2011

BURGOS, lunes, 31 agosto 2009 (ZENIT.org).- Obispos españoles han escrito una carta en la que proponen que el beato María Rafael Arnáiz Barón, más conocido como el "Hermano Rafael", sea proclamado uno de los "copatrones" de la Jornada Mundial de la Juventud que el Papa presidirá en agosto de 2011 en Madrid.
Benedicto XVI canonizará en el Vaticano el próximo 11 de octubre a este joven, que falleció a los 27 años (1911-1938), en el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas, en Palencia, España.
"Confiamos en que el Hermano Rafael Arnáiz nos acompañe como uno de los 'copatrones' del encuentro, para que todos los jóvenes del mundo puedan conocer la obra de Dios en este joven del siglo XX", explican los obispos pensando en la Jornada Mundial de la Juventud.
La carta pastoral dirigida a los jóvenes con el título "Busca el rostro de Dios" fue firmada el 15 de agosto en San Isidro de Dueñas por Francisco Hellín, arzobispo de Burgos; José Ignacio Munilla, obispo de Palencia; Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao; Rafael Palmero, obispo de Orihuela-Alicante; Francisco Cerro, obispo de Cória-Cáceres; Manuel Sánchez, obispo de Mondoñedo-Ferrol; y Gerardo Melgar, obispo de Osma-Soria.
Los obispos advierten a los jóvenes españoles: "¡no vaya a ocurrir que 'los de casa' desconozcamos el tesoro que tenemos a nuestro lado, y que tengan que venir de lejos a abrirnos los ojos!".
Por eso exhortan: "acerquémonos al Hermano Rafael, peregrinemos a la Trapa de San Isidro de Dueñas para orar ante su tumba, leamos sus escritos, y seamos difusores de su vida y testimonio...".
"En definitiva, ¡seamos auténticos, como el Hermano Rafael! A los jóvenes católicos de este siglo XXI, os toca remar contra corriente. ¡Somos conscientes de ello! No es fácil ser auténtico, en medio de tantos reclamos y tentaciones contrarias al camino del Evangelio", aseguran los obispos.
El Hermano Rafael, nacido en Burgos, era un joven estudiante de Arquitectura, cuando en octubre de 1930 visitó el Monasterio de San Isidro de Dueñas, vislumbrando la vocación monástica. Ingresó en La Trapa cuatro años después. Murió en el monasterio a causa de su diabetes. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II, el 27 de septiembre de 1992.
La carta de los obispos puede leerse en http://www.diocesispalencia.org

martes, 16 de junio de 2009

El Papa promueve una nueva visión de la economía moderna

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de junio de 2009 (ZENIT.org).- La economía de mercado es una vía de progreso sólo si está orientada al bien común, afirmó el Papa este sábado.
Benedicto XVI apuntó posibles déficits del sistema del libre mercado al recibir en audiencia a miembros de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice.
En su discurso, el Santo Padre invitó a repensar los modelos económicos predominantes.
"La crisis financiera que ha afectado a los países industrializados, a los países emergentes y a los que están en desarrollo, muestra de manera evidente cómo hay que repensar ciertos paradigmas económico financieros que han sido predominantes en los últimos años", dijo.
La Fundación Centesimus Annus fue fundada por el Papa Juan Pablo II en 1993 como una fundación de laicos que ayuda a promover la doctrina social de la Iglesia en los sectores profesionales y de negocios.
La fundación celebró el viernes pasado en Roma su reunión internacional anual.
El Papa elogió que la Fundación haya analizado en su reunión la "interdependencia entre instituciones, sociedad y mercado" basándose la encíclica Centesimus Annus de Juan Pablo II.
Benedicto XVI la citó al afirmar que "la economía de mercado, entendida como sistema económico que reconoce la función fundamental y positiva de la empresa, el mercado, la propiedad privada y la consiguiente responsabilidad de los medios de producción, así como la libre creatividad humana en el ámbito económico, sólo puede reconocerse como vía de progreso económico y civil si está orientada al bien común".
El Papa añadió, citando a su predecesor, que esa visión debe estar acompañada por la idea de que la libertad en el sector económico debe encuadrarse en un "sólido contexto jurídico que la disponga al servicio de la libertad humana en su totalidad".
Una libertad responsable, añadió, cuyo núcleo es "ético y religioso".
También recordó que la encíclica del año 1991 afirma oportunamente que "así como la persona se realiza a sí misma plenamente en la entrega libre de sí misma, también la propiedad se justifica moralmente en la creación, en el momento y del modo adecuados, de oportunidades de trabajo y de crecimiento humano para todos", añade.
En este contexto, Benedicto XVI destacó su esperanza en que la Fundación Centesimus Annus sea capaz de "elaborar una visión de la economía moderna respetuosa con las necesidades y los derechos de los débiles".

La próxima encíclica responde a la crisis económica

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI confirmó este sábado que su próxima encíclica constituirá una respuesta a la actual crisis económico y financiera, basada sobre el valor y la dignidad del trabajo.
El Papa lo reveló a los participantes en un congreso internacional organizado por la Fundación Centessimus Annus Pro Pontifice, sobre la búsqueda de los valores y reglas a los que debería atenerse el mundo económico para implementar un modelo de desarrollo más atento a las exigencias de la solidaridad y más respetuoso de la dignidad humana.
"Como sabéis, próximamente se publicará mi encíclica dedicada precisamente al gran tema de la economía y del trabajo --reveló el obispo de Roma en su discurso--: en ella se destacarán cuáles son, para nosotros, los cristianos, los objetivos que hay que perseguir y los valores que hay que promover y defender incansablemente para lograr una convivencia humana realmente libre y solidaria".
Se espera que la tercera encíclica de Benedicto XVI se titule "Veritas in Caritate" y podría ser firmada por el Papa el próximo 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo. La publicación tendría lugar después.
La primera encíclica de este pontificado "Deus caritas est", publicada en 2005, está dedicada al amor, y la segunda, publicada en 2007, a la esperanza, "Spe salvi".
La fundación de laicos Centessimus Annus Pro Pontifice, fundada en 1993 por el Papa Juan Pablo II, ayuda a promover la doctrina social de la Iglesia en los sectores profesionales y de negocios

martes, 31 de marzo de 2009

Peregrinación a Roma


Benedicto XVI pide a los jóvenes que sean “agentes de paz” en el mundo

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 30 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Los jóvenes están llamados a ser “constructores de paz” en el mundo mediante el rechazo de la violencia, y esto vale tanto para los cristianos como para los hombres y mujeres de buena voluntad. Así lo afirmó el Papa al recibir en audiencia a los jóvenes voluntarios del Servicio Civil italiano, el sábado 28 en el aula Pablo VI.
Benedicto XVI quiso proponer a los jóvenes allí presentes una reflexión tomada de la Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II, en cuyo número 78 afirmaba que la paz “nunca se ha alcanzado de forma estable, sino que debe construirse continuamente”.
En aquellos momentos en que los países se sumían en la carrera armamentística, la Iglesia tuvo el valor de anunciar que este no era el camino hacia la paz, explicó.
Los Padres Conciliares pedían “nuevos caminos” para la paz “partiendo de la reforma de los espíritus, para que pueda ser eliminado este escándalo y en el mundo, liberado de la ansiedad que le oprime, pueda ser restituida la verdadera paz”.
El Papa subrayó a los jóvenes que “hoy como entonces la auténtica conversión de los corazones representa el camino justo, el único que puede conducir a cada uno de nosotros y a la humanidad entera a la paz deseada”.
“Es el camino indicado por Jesús: Él -que es el Rey del universo- no ha venido a traer la paz al mundo con un ejército, sino a través del rechazo de la violencia”.
Este camino no es válido sólo para los cristianos, añadió, sino que lo siguen “muchos hombres y mujeres de buena voluntad, testigos valientes de la fuerza de la no violencia”. “A esta categoría de agentes de paz pertenecéis también vosotros, queridos jóvenes amigos”, añadió.
El Papa pidió a los jóvenes ser “siempre y en todas partes instrumentos de paz, rechazando con decisión el egoísmo y la injusticia, la indiferencia y el odio, para construir y difundir con paciencia y perseverancia la justicia, la igualdad, la libertad, la reconciliación, la acogida, el perdón en cada comunidad”.
En este sentido, destacó la importancia de su labor hacia los más pobres, recordando su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de este año: “combatir la pobreza es construir la paz”.
“Muchos de vosotros -pienso por ejemplo a cuantos trabajan con Caritas y en otras estructuras sociales– están diariamente empeñados en el servicio a personas con dificultades. Pero en cada caso, en la variedad de los ámbitos de vuestras actividades, cada uno, a través de esta experiencia de voluntariado, puede reforzar su propia sensibilidad social, conocer más de cerca los problemas de la gente y hacerse promotor activo de una solidaridad concreta”, afirmó.
Finalmente, recordó a los jóvenes el Evangelio de Jesús, sobre la importancia de perder la propia vida para ganarla. “En estas palabras hay una verdad no sólo cristiana, sino universalmente humana: la vida es un misterio de amor, que más nos pertenece cuanto más la donamos”.
“Lo dice una célebre oración atribuida a San Francisco de Asís, que empieza así: Oh, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; y termina con estas palabras: Porque dando se recibe, perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la vida eterna. Queridos amigos, que esta sea siempre la lógica de vuestra vida”, concluyó el Papa

domingo, 22 de marzo de 2009

Benedicto XVI: los medios de comunicación y la lucha contra el Sida

BUENOS AIRES, sábado, 21 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito el coordinador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, el sacerdote Rubén Revello, con el título: "Benedicto XVI: los medios de comunicación y la lucha contra el Sida".
* * *
Se han suscitado, una vez más, polémicas que se instalan en los medios de comunicación, a partir de declaraciones atribuidas al Papa, en temas ciertamente controversiales y complejos.
Tal es el caso del flagelo del Sida, a raíz de la primera visita de Benedicto XVI al continente africano, el más afectado por la pandemia. Suele ocurrir que junto con la comitiva papal viajen una serie de periodistas de diversos medios independientes, que en esa ocasión privilegiada comparten unas horas de vuelo con el Santo Padre, generándose así una entrevista espontánea.
En el vuelo varios periodistas hicieron preguntas, uno de ellos, Philippe Visseyrias de France 2, lanza la cuestión: "Santidad, ¿afrontará este tema [el Sida] durante este viaje?". A lo cual Benedicto XVI respondió en primer lugar enumerando las diversas comunidades religiosas y laicales que desde la Iglesia, atienden a los enfermos de Sida, demostrando la fidelidad de tantos bautizados que, en nombre de Cristo, ofrecen sus vidas por atender a los más desprotegidos y les agradece a todos su contribución en la lucha contra la enfermedad.
En un segundo momento de la respuesta refiriéndose a las campañas de prevención, afirma: "No se puede superar el problema del sida sólo con slogans publicitarios. Si no está el alma, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver el flagelo [del Sida] con la distribución de profilácticos: al contrario, el riesgo es el de aumentar el problema".
Ambas afirmaciones son estrictamente ciertas: un problema tan grave como el Sida no se soluciona solamente con publicidad. Ésta podrá contribuir a crear conciencia de los medios de contagio y de la necesaria prevención para evitar los riesgos, pero por sí misma no basta para erradicar el mal.
La segunda afirmación -"No se puede resolver el flagelo [del Sida] con la distribución de profilácticos: al contrario, el riesgo es el de aumentar el problema"-, tiene su confirmación en la realidad. Baste para ello seguir, lamentablemente, la creciente evolución de la epidemia. Reducir la prevención del Sida a la distribución masiva de preservativos, crea la falsa sensación de que así se soluciona todo peligro de contagio.
Sin entrar en discusiones respecto del índice de eficacia del preservativo; esto no puede opacar, ni menos negar, una verdad igualmente sólida como es que un profundo cambio de conducta, una mayor responsabilidad en la vida sexual, y programas educativos a corto, mediano y largo plazo, son más eficaces. De hecho las propuestas de ONUSIDA refieren ampliamente a este tipo de recursos.
En la entrevista citada, el Santo Padre va más allá de señalar el riesgo de centrar la campaña de prevención sólo en el preservativo y lanza sus propias propuestas: "La humanización de la sexualidad, es decir una renovación espiritual y humana que conlleve un nuevo modo de comportarse de unos con otros, y en segundo lugar, una verdadera amistad también y sobre todo, con la personas sufrientes, la disponibilidad, con renuncias personales".
A partir de estas notas, vemos cómo las declaraciones del papa Benedicto XVI asumen el Magisterio anterior y reafirman una línea de pensamiento que, con toda claridad, se propone al mundo con la esperanza de sumar esfuerzos que contribuyan a vencer al verdadero enemigo común: el Sida.

El Papa pide a los países ricos cumplir con sus compromisos de ayuda al desarrollo

LUANDA, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha exigido que los países ricos cumplan con los compromisos adquiridos en la ayuda al desarrollo, en particular, destinando a este fin el 0,7% del producto interior bruto (PIB).
Según el Papa, es particularmente necesario recordar estos deberes, pues la crisis económica corre el riesgo de hacer de la solidaridad a una más de sus víctimas.
Su llamamiento resonó en el Palacio del Pueblo, la residencia del presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, en presencia de las autoridades angoleñas y de los representantes del cuerpo diplomático en Luanda.
"El desarrollo económico y social en África exige la coordinación del Gobierno nacional con las iniciativas regionales y con las decisiones internacionales", afirmó.
"Una coordinación así supone que las naciones africanas sean consideradas no sólo como destinatarias de los planes y las soluciones elaboradas por otros. Los africanos mismos, trabajando juntos por el bien de sus comunidades, han de ser los primeros agentes de su desarrollo".
El Papa citó "un número creciente de iniciativas eficaces". Entre ellas, la New Partnership for Africa's Development (NEPAD), el Pacto sobre la seguridad, la estabilidad y el desarrollo en la Región de los Grandes Lagos, el Kimberley Process, la Publish What You Pay Coalition y la Extractive Industries Transparency Iniziative.
El objetivo de estas iniciativas, dijo, es "promover la transparencia, la práctica comercial honesta y el buen gobierno".
"Por lo que se refiere a la comunidad internacional en su conjunto, es de urgente importancia la coordinación de los esfuerzos para afrontar la cuestión de los cambios climáticos, el pleno y justo cumplimiento de los compromisos para el desarrollo indicado por el Doha round".
Igualmente, aseguró, es necesaria "la realización de la promesa de los países desarrollados, tantas veces repetida, de destinar el 0,7% de su PIB (a las ayudas oficiales para el desarrollo".
"Hoy, esta ayuda es más necesaria aún, con la tempestad financiera mundial que se ha desencadenado; el auspicio es que dicha ayuda no sea otra de sus víctimas", afirmó.

El aborto no es "salud reproductiva", afirma el Papa

LUANDA, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XV afirmó este viernes en la capital angoleña que el aborto constituye la supresión de una persona, motivo por el cual no puede ser disfrazado de instrumento de "salud reproductiva".
Asimismo, el Papa se convirtió en abogado de las dificultades que atraviesan las familias africanas a causa de la pobreza, en el discurso que pronunció en el Palacio del Pueblo, residencia del presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, en presencia de las autoridades angoleñas y de los representantes del cuerpo diplomático en Luanda.
La familia, denunció el Santo Padre, "también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas".

Para el obispo de Roma "es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas".
El sucesor de Pedro confesó que hay otro aspecto que le preocupa particularmente: "las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el 'edificio social', minan sus propios fundamentos".
"Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud 'materna'", subrayó.
"Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva", señaló, citando al Protocolo de Maputo (art. 14).
Por su parte, aseguró, "la Iglesia se encontrará siempre, por voluntad de su divino Fundador, cerca de los más pobres de este continente".
"Puedo aseguraros que, a través de las iniciativas diocesanas y de innumerables obras educativas, sanitarias y sociales de diversas órdenes religiosas, seguirá haciendo todo lo posible para ayudar a las familias - incluidas las afectadas por los trágicos efectos del sida - y para promover la igualdad de dignidad de mujeres y hombres, sobre la base de una armónica complementariedad", concluyó.

jueves, 5 de marzo de 2009

El Papa invita a los jóvenes cristianos a “dar esperanza” a su generación

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 4 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invita a los jóvenes cristianos a "dar esperanza" a sus coetáneos hoy, precisamente en un momento de crisis de esperanza, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de este año, que se celebrará en ámbito diocesano el próximo domingo de Ramos y que hoy ha hecho público la Santa Sede.
"La crisis de esperanza afecta más fácilmente a las nuevas generaciones que, en contextos socio-culturales faltos de certezas, de valores y puntos de referencia sólidos, tienen que afrontar dificultades que parecen superiores a sus fuerzas", afirma el Papa.
Los jóvenes de hoy están en muchos casos "heridos por la vida, condicionados por una inmadurez personal que es frecuentemente consecuencia de un vacío familiar, de opciones educativas permisivas y libertarias, y de experiencias negativas y traumáticas".
"Para algunos -y desgraciadamente no pocos-, la única salida posible es una huida alienante hacia comportamientos peligrosos y violentos, hacia la dependencia de drogas y alcohol, y hacia tantas otras formas de malestar juvenil".
Sin embargo, "incluso en aquellos que se encuentran en situaciones penosas por haber seguido los consejos de 'malos maestros', no se apaga el deseo del verdadero amor y de la auténtica felicidad", afirma el Papa a los jóvenes, señalándoles la urgencia "de una nueva evangelización, que ayude a las nuevas generaciones a descubrir el rostro auténtico de Dios".
El Papa recuerda en su mensaje lo que dijo a los jóvenes en Sydney durante la misa conclusiva, exhortándoles a dejarse "plasmar por Él para ser mensajeros del amor divino, capaces de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad".
"Verdaderamente, la cuestión de la esperanza está en el centro de nuestra vida de seres humanos y de nuestra misión de cristianos, sobre todo en la época contemporánea", subraya.
La esperanza que deben transmitir los jóvenes debe ser "firme y creíble"; "La experiencia demuestra que las cualidades personales y los bienes materiales no son suficientes para asegurar esa esperanza que el ánimo humano busca constantemente".
En este sentido, destaca que "una de las consecuencias principales del olvido de Dios es la desorientación que caracteriza nuestras sociedades, que se manifiesta en la soledad y la violencia, en la insatisfacción y en la pérdida de confianza, llegando incluso a la desesperación".
San Pablo, modelo para los jóvenes
Aprovechando que esta JMJ tendrá lugar en el contexto del Año paulino, el Papa aprovecha en el mensaje para proponerle como modelo de "testigo de la esperanza", en medio de las crisis y dificultades que tuvo que atravesar.
Cuando encontró a Cristo en el camino de Damasco, explica, "Pablo era un joven como vosotros, de unos veinte o veinticinco años, observante de la ley de Moisés y decidido a combatir con todas sus fuerzas, incluso con el homicidio, contra quienes él consideraba enemigos de Dios".
Para Pablo, "la esperanza no es sólo un ideal o un sentimiento, sino una persona viva: Jesucristo, el Hijo de Dios", añade el Papa. "Jesús, del mismo modo que un día encontró al joven Pablo, quiere encontrarse con cada uno de vosotros, queridos jóvenes".
Este encuentro con Cristo tiene lugar sobre todo "en la oración", subraya, invitando a los jóvenes a "dar espacio a la oración", y no sólo la personal, sino especialmente en comunidad: "hay muchas formas para familiarizarse con Él; hay experiencias, grupos y movimientos, encuentros e itinerarios para aprender a rezar y de esta forma crecer en la experiencia de fe. Participad en la liturgia en vuestras parroquias y alimentaos abundantemente de la Palabra de Dios y de la participación activa en los sacramentos", añade.
Otra exhortación del Papa es la de la evangelización: "La Iglesia cuenta con vosotros para esta misión exigente. Que no os hagan retroceder las dificultades y las pruebas que encontréis. Sed pacientes y perseverantes, venciendo la natural tendencia de los jóvenes a la prisa, a querer obtener todo y de inmediato".
Por último, pide la intercesión de la Virgen, Estrella del Mar, citando una conocida ración de san Bernardo: "Cualquiera que seas el que en la impetuosa corriente de este siglo te miras, fluctuando entre borrascas y tempestades más que andando por tierra, ¡no apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si quieres no ser oprimido de las borrascas!".
Y concluye: "Siguiéndola, no te desviarás; rogándole, no desesperarás; pensando en ella, no te perderás".

El Papa explica la importancia del sacerdote en la formación cultural de los jóvenes

ROMA, miércoles 4 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI subraya la importancia del trabajo pastoral del sacerdote con los jóvenes, especialmente en los años de la adolescencia en que se forma la personalidad madura.
Lo hizo al responder personalmente a las preguntas e inquietudes formuladas por los párrocos de la diócesis de Roa, en un espontáneo encuentro celebrado el pasado jueves 26 de febrero en el Vaticano.
Así, a la pregunta del padre Giuseppe Forlai, vicario en la parroquia de San Juan Crisóstomo, sobre la importancia de la presencia y la guía del sacerdote en la pastoral con los jóvenes, afirmó que éste debe "ayudar a los jóvenes a entrar en una cultura inspirada por la fe".
El Papa se refirió a un tipo de pastoral juvenil muy extendido en Italia, el de los "oratorios", experiencias que ofrecen a los jóvenes ocio sano y formación, y que fueron creados por san Juan Bosco (fundador de los Salesianos) en el siglo pasado.
En este sentido, subrayó que la principal función de los oratorios es el de "ser realmente una formación cultural, humana y cristiana de una personalidad, que debe convertirse en una personalidad madura".
"Un oratorio en el que se hacen solamente juegos y se toman bebidas sería absolutamente superfluo", añadió.
Otra de las exigencias es que el sacerdote, "como educador debe ser él mismo bien formado y estar colocado en la cultura de hoy, rico en cultura, para ayudar también a los jóvenes a entrar en una cultura inspirada por la fe".
Precisamente, subrayó, esta cultura "integradora" de los conocimientos con la ética a la luz de la fe "es muy necesaria hoy": "Una cultura sin conocimiento personal de Dios, y sin conocimiento del rostro de Dios en Cristo, es una cultura que podría ser incluso destructiva, porque no conoce las orientaciones éticas necesarias".
En este sentido, añadió, los sacerdotes tienen "una misión de formación cultural y humana profunda, que se abre a todas las riquezas de la cultura de nuestro tiempo".
Respecto a cuestiones pastorales prácticas, como la presencia estable de los sacerdotes con los jóvenes, el Papa, aunque remitió la cuestión en su resolución práctica al cardenal vicario Agostino Vallini, sí subrayó la importancia de que el sacerdote esté presente en las etapas decisivas de la formación.
"En la vida del joven, las dimensiones del tiempo son distintas que en la vida del adulto. En tres años desde los dieciséis a los diecinueve son al menos tan largos e importantes como los años entre los cuarenta y los cincuenta. Precisamente aquí se forma la personalidad: es un camino interior de gran importancia, de gran extensión existencial", explicó.
"Este tiempo no es tan breve para una cierta continuidad, un camino educativo de la experiencia común, para aprender a ser hombre", añadió. "En la juventud tres años son un tiempo decisivo y larguísimo, porque se forma realmente la futura personalidad".

domingo, 1 de marzo de 2009

El Papa Benedicto XVI comienza hoy ejercicios espirituales de Cuaresma

VATICANO, 01 Mar. 09 (ACI).-Esta tarde a las 06:00 p.m , hora local, el Papa Benedicto XVI y sus colaboradores de la Curia Vaticana inician los Ejercicios Espirituales de Cuaresma, cuyas meditaciones estarán a cargo del Cardenal Francis Arinze, Prefecto Emérito para la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Este retiro, cuyo tema será "El sacerdote encuentra a Jesús y le sigue" se prolongará hasta el sábado 7 de marzo y tendrá el siguiente esquema: hoy domingo habrá Exposición Eucarística, Celebración de las Vísperas, Meditación introductoria, Adoración y Bendición Eucarística.
En los días sucesivos: a las 09:00 a.m. Celebración de las Laudes. A las 10:15 a.m. Celebración de la Hora Tercia y Meditación. A las 05:00 p.m.: Meditación. A las 05:45: Celebración de las Vísperas, Adoración y Bendición Eucarística.
El sábado 7 de marzo a las 09:00 a.m. Laudes y Meditación conclusiva. Durante esta semana se suspenden todas las audiencias del Papa, incluyendo la Audiencia General del miércoles 4 de marzo.

Benedicto XVI: ante la crisis, la prioridad son los trabajadores y sus familias

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 1 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El Papa afirmó hoy, en sus saludos en diferentes idiomas a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, inmediatamente después del rezo del Ángelus, que en estos momentos de crisis económica, “la prioridad debe darse a los trabajadores y a sus familias”.
“Deseo expresar mi ánimo a las autoridades tanto políticas como, y también a los empresarios, para que con el concurso de todos se pueda afrontar este delicado momento”, explicó el pontífice, haciendo un llamamiento al “empeño fuerte y común” de todas las fuerzas sociales ante la crisis.
Benedicto XVI se dirigió así a un grupo de trabajadores de la fábrica de automóviles italianos FIAT, de la localidad de Pomigliano d'Arco (cerca de Nápoles), presentes en el rezo del Ángelus, y les mostró su cercanía a ellos y a sus familias.
Los trabajadores de este establecimiento, afectados desde hace meses por un expediente de regulación de empleo, llevan semanas manifestándose para reclamar que se clarifique su futuro laboral. La fábrica da trabajo a cerca de 5.000 personas.
El Papa saludó a los trabajadores, llegados a Roma “para manifestar su preocupación por el futuro de esa fábrica y el de las miles de personas que, directa o indirectamente, dependen de ella para trabajar”.
También se refirió a casos “igualmente difíciles” en otras regiones italianas, como las que están afligiendo a los territorios del Sulcis-Iglesiente (Cerdeña), de Prato (Toscana) y de otros centros en el país.
“Me uno a los obispos y a las respectivas Iglesias locales al expresar mi cercanía a las familias afectadas, y las confío en la oración a la protección de María Santísima y de san José, patrón de los trabajadores”, concluyó.

El Papa dedica a los ángeles su primera reflexión cuaresmal de este año

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 1 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El Papa dedicó su reflexión para este primer domingo de Cuaresma a hablar sobre los ángeles, unos seres “luminosos y misteriosos” que forman parte importante de los mismos evangelios.
Benedicto XVI destacó su presencia en el breve evangelio de este domingo, en el que Marcos relata el paso por el desierto de Judea de Jesús, tras su bautismo, para ser tentado por el diablo, y donde “los ángeles le servían”.
“Casi de pasada, en la brevedad del relato, frente a esta figura oscura y tenebrosa que se atreve a tentar al Señor, aparecen los ángeles, figuras luminosas y misteriosas. Los ángeles, dice el Evangelio, servían a Jesús; son el contrapunto de Satanás”, explicó.
El Papa hizo un breve recorrido por la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, destacando la presencia de estos seres”que en el nombre de Dios ayudan y guían a los hombres”.
“Quitaríamos una parte notable del Evangelio si dejáramos aparte a estos seres enviados por Dios, que anunciaron su presencia entre nosotros y que son un signo de ella”, afirmó el Papa a los congregados.
Especialmente, pidió la intercesión de los ángeles “para que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarlos con Él”, y especialmente ante el comienzo hoy de los Ejercicios espirituales que cada año realizan el Papa y los miembros de la Curia, al principio de la Cuaresma.
Por otro lado, dado que este pasaje del Evangelio narra con gran brevedad el episodio de las tentaciones, el Papa destacó únicamente la importancia de este “paso por el desierto” de Jesús como símbolo cuaresmal.
“En el desierto, lugar de la prueba, como muestra la experiencia del pueblo de Israel, aparece con viva dramaticidad la realidad de la kenosis, del vaciamiento de Cristo, que se ha despojado de la forma de Dios”.
“Él, que no ha pecado y no puede pecar, se somete a la prueba y por ello puede combatir nuestra enfermedad. Se deja tentar por Satanás, el adversario, que desde el principio se opuso al designio salvífico de Dios en favor de los hombres”, añadió.

domingo, 22 de febrero de 2009

Toda vida humana tiene la misma dignidad y debe ser respetada, precisa el Papa Benedicto

VATICANO, 21 Feb. 09 (ACI).-Al recibir esta mañana a los participantes del Congreso "Las nuevas fronteras de la genética y el riesgo de la eugenética", el Papa Benedicto XVI reafirmó que toda vida humana tiene la misma dignidad, incluso cuando actualmente sucede que son "penalizados desde la concepción aquellos hijos cuya vida es juzgada como no digna de ser vivida".
En su discurso a los participantes de este congreso realizado en ocasión de la XV Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, el Papa explicó que el trabajo de los investigadores en el ámbito de la genética "requiere un particular sostenimiento; por ello la colaboración entre las diferentes ciencias es una ayuda que nunca puede faltar para llegar a resultados que sean eficaces y al mismo tiempo productores de un autentico progreso para la humanidad entera".
Esta complementariedad, precisó, "permite evitar el riesgo de un difundido reduccionismo genético, inclinado a identificar a la persona exclusivamente con la referencia de la información genética y sus interacciones con el ambiente".
Tras señalar luego la necesidad de reafirmar que "el hombre será siempre más grande que todo aquello que forma su cuerpo", el Santo Padre precisó que todo ser humano "es mucho más que una singular combinación de informaciones genéticas que le son transmitidas por sus padres. La generación del hombre no podrá nunca ser reducida a una mera reproducción de un nuevo individuo de la especie, cosa que sucede con cualquier animal. Cada aparecer en el mundo de una persona es siempre una nueva creación".
Entonces, prosiguió el Santo Padre, "si se quiere entrar en el misterio de la vida humana, es necesario que ninguna ciencia se aísle, pretendiendo poseer la última palabra". Seguidamente precisó que la eugenética es una "práctica no ciertamente nueva y que ha visto en el pasado formas inauditas de auténtica discriminación y violencia".
El Papa Benedicto XVI explicó que esta práctica aparece actualmente "no como ideologías eugenéticas y raciales que en el pasado han humillado al hombre y provocado sufrimientos humanos, sino como una nueva mentalidad que tiende a justificar una distinta consideración de la vida y de la dignidad personal fundada en el propio deseo y en el derecho individual".
"Se tiende entonces a privilegiar las capacidades operativas, la eficiencia, la perfección y la belleza física en detrimento de otras dimensiones de la existencia que no se consideran dignas. Se debilita así el respeto que se le debe a todo ser humano, incluso en presencia de un defecto en su desarrollo o de una enfermedad genética que podrá manifestarse en el curso de su vida, y son penalizados desde la concepción aquellos hijos cuya vida es juzgada como no digna de ser vivida", prosiguió.
Es necesario reafirmar, continuó, "que toda discriminación ejercida por cualquier poder frente a las personas, pueblos o etnias, sobre la base de diferencias que reconducen a reales o presuntos factores genéticos es un atentado contra la humanidad entera. Lo que se debe reafirmar con fuerza es la igual dignidad de todo ser humano por el hecho mismo de haber sido llamado a la vida".
"El desarrollo biológico, psíquico, cultural y el estado de salud no pueden nunca convertirse en un elemento discriminante. Es necesario, al contrario, consolidar la cultura de la acogida y del amor que testimonian concretamente la solidaridad hacia quienes sufren, derribando las barreras que con frecuencia la sociedad erige discriminando a quien está incapacitado o sufre de alguna patología, o peor llegando a la selección y al rechazo de la vida en nombre de un ideal abstracto de salud y de perfección física".
Benedicto XVI precisó finalmente que "si el hombre es reducido a un objeto de manipulación experimental desde los primeros estadíos de su desarrollo, esto significa que las biotecnologías médicas se entregan al arbitrio del más fuerte. La fe en la ciencia no puede nunca hacer olvidar el primado de la ética cuando está en juego la vida humana".

sábado, 21 de febrero de 2009

Consejo del Papa a los jóvenes: edificar proyectos en fidelidad a Dios

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 18 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI dejó este miércoles su consejo a los jóvenes que desafiaron el intenso frío para participar en la audiencia general: construir los proyectos de la vida con "fidelidad a Dios".
En la primera audiencia del año 2009 al aire libre, en la Plaza de San Pedro, a causa de la gran cantidad de peregrinos, más de 15.000, que no hubieran encontrado espacio en el Aula Pablo VI, el pontífice concluyó dirigiéndose a los jóvenes, los enfermos y recién casados.
A los chicos y chicas, les invitó a prepararse "para afrontar las importantes etapas de la vida con compromiso espiritual, edificando cada uno de vuestros proyectos sobre las sólidas bases de la fidelidad a Dios".
Luego se dirigió a los enfermos para exhortarles a ser "siempre conscientes de que, ofreciendo vuestros sufrimientos al Padre celestial en unión a los de Cristo, contribuís a la construcción del Reino de Dios".
Por último, saludó a los recién casados --algunas de las cónyuges venían con el traje de bodas azotado en ocasiones por el gélido viento-- para invitarles a "hacer crecer cada día vuestra familia gracias a la escucha de Dios, para que vuestro amor recíproco permanezca firme y se abra a la acogida de los más necesitados".

El 5 de abril, Benedicto XVI entregará la cruz a los jóvenes de Madrid

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 18 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El próximo 5 de abril, domingo de Ramos, Benedicto XVI entregará la cruz y el icono de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) a los jóvenes de la archidiócesis de Madrid, que acogerán este multitudinario encuentro en el verano del año 2011.
Siguiendo la tradición, la entrega de la cruz tendrá lugar durante la celebración eucarística en la plaza de San Pedro del Vaticano. Para prepararse a este acontecimiento, la Delegación de Infancia y Juventud de la archidiócesis de Madrid (http://www.deleju.org) ha organizado una peregrinación a Roma de jóvenes mayores de 15 años, "que se sientan llamados a comprometerse con la preparación y la celebración de la JMJ de Madrid 2011".
La delegación madrileña estará presidida por su arzobispo, el cardenal Antonio María Rouco Varela.
El programa de actos previstos en Roma dará comienzo el viernes 3 de abril con una celebración de la Eucaristía en San Lorenzo in Damaso, de la que es titular el cardenal Rouco. Esta iglesia está en el centro de Roma, en la vía Vittorio Enmanuelle, enfrente de Piaza Navona. Será a las 20,00 horas.
El sábado 4, a las 10,00 horas, está prevista la celebración de la Eucaristía; y a las 19,00 horas, celebración de la Reconciliación. Ya el domingo 5, los peregrinos madrileños llegarán a la Plaza de San Pedro a primera hora de la mañana para asistir a la Eucaristía y posterior Ceremonia de Entrega de la Cruz.
El lunes 6 de abril, a las 10,00 horas, el cardenal arzobispo de Madrid presidirá una Eucaristía en la Basílica de San Pablo. Y el martes 7, a las 10,30 horas, se celebrará la Eucaristía en la Basílica de la Virgen del Rosario, en Pompeya.
La Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud fue confiada por Juan Pablo II en 1984, al final del Año Santo de la Redención, en el que esa gran cruz de madera (3 metros 80 centímetros) había sido colocada junto al altar mayor de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Desde entonces, la Cruz de los jóvenes ha recorrido el mundo. Tradicionalmente es acogida por los organizadores de las Jornadas, que con los jóvenes se encargan de programar la peregrinación de la cruz a través del país.
Más información en deleju@planalfa.es

jueves, 19 de febrero de 2009

El Papa alienta Misión Continental en América Latina

VATICANO, 19 Feb. 09 (ACI).-Al recibir esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los miembros de la comunidad del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma, el Papa Benedicto XVI alentó a unirse y promover la "Misión Continental" en América Latina y el Caribe, para que los católicos sean "discípulos y misioneros de Jesucristo".
Al iniciar su discurso, el Papa explicó a los presentes que "en Roma, junto a la Cátedra del Príncipe de los Apóstoles, ustedes tienen una oportunidad privilegiada de forjar su corazón de verdaderos apóstoles, en los que todo su ser y quehacer esté anclado firmemente en el Señor, que ha de ser siempre para ustedes cimiento, brújula y meta de sus esfuerzos".
"Sus obispos –prosiguió– los han enviado al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano para que se llenen de la sabiduría de Cristo crucificado, de forma que, al regresar a sus diócesis, puedan poner este tesoro a disposición de los demás en los diversos encargos que les sean confiados. Esto requiere aprovechar bien el tiempo de su estancia en Roma. La constancia en el estudio y la investigación rigurosa, además de hacerlos indagar en los misterios de la fe y en la verdad sobre el hombre a la luz del Evangelio y de la tradición de la Iglesia, fomentará en ustedes una vida espiritual arraigada en la Palabra de Dios y siempre alimentada por la riqueza incomparable de los sacramentos".
Tras resaltar que "el amor y la adhesión a la Sede Apostólica es una de las características más relevantes de los pueblos latinoamericanos y del Caribe", el Papa recordó su visita a Brasil en mayo de 2007, cuando en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, "comprobé emocionado las manifestaciones de colegialidad y comunión fraterna en el ministerio episcopal de los representantes de las Conferencias Episcopales de aquellos nobles países. Con mi presencia allí, quise alentar a los obispos en su reflexión sobre algo fundamental para avivar la fe de la Iglesia que peregrina en aquellas amadas tierras: llevar a todos nuestros fieles a ser 'discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida'".
Por ello, el Santo Padre invitó a "asociarse con entusiasmo a ese espíritu, mostrado en el dinamismo con el que todas aquellas diócesis han iniciado, o lo están haciendo, la 'Misión continental' impulsada en Aparecida, iniciativa que facilitará la puesta en marcha de programas catequéticos y pastorales destinados a la formación y desarrollo de comunidades cristianas evangelizadas y misioneras".
"Acompañen estos propósitos con su ferviente oración, para que los fieles conozcan, se entreguen e imiten cada vez más a Jesucristo, participando frecuentemente en las celebraciones dominicales de cada comunidad y dando testimonio de Él, de modo que se conviertan en instrumentos eficaces de esa 'Nueva Evangelización', a la cual convocó repetidamente el Siervo de Dios Juan Pablo II, mi venerado predecesor".
Tras agradecer a quienes dirigen el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano y a quienes ayudan a su sostenimiento económico, el Papa Benedicto XVI puso "en las manos de María Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe, a todos y cada uno de ustedes, así como a sus familias y comunidades de origen, para que su maternal protección les asista amorosamente en sus tareas y les ayude a enraizarse muy hondamente en su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, fruto bendito de su seno".

lunes, 16 de febrero de 2009

Benedicto XVI invita a redescubrir el sacramento de la confesión

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 15 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Como le sucedió al leproso de Galilea curado por Jesús, el sacramento de la confesión ofrece hoy al creyente la purificación interior, una especie de resurrección espiritual, asegura Benedicto XVI.
El pontífice pidió redescubrir el valor del sacramento de la reconciliación en la alocución que dirigió a los miles de peregrinos congregados este domingo a mediodía en la plaza de San Pedro para rezar la oración mariana del Ángelus.
En su intervención, pronunciada desde la ventana de su estudio, el Santo Padre meditó sobre el pasaje evangélico de la liturgia de este domingo, en el que se presenta cómo Jesús curó milagrosamente a un leproso, enfermedad que para los israelitas no sólo era física, sino que ante todo representaba la impureza espiritual.
El enfermo "tenía que ser alejado de la comunidad y quedarse fuera de los poblados", recordó el pontífice.
Por este motivo, indicó, "la lepra constituía una especie de muerte religiosa y civil, y su curación una especie de resurrección".
De este modo, "en la lepra es posible entrever el símbolo del pecado, que es la verdadera impureza del corazón, capaz de alejarnos de Dios. La enfermedad física de la lepra no nos separa de Él, como preveían las antiguas normas, sino la culpa, el mal espiritual y moral", subrayó.
"Los pecados que cometemos nos alejan de Dios y, si no se confiesan humildemente confiando en la misericordia divina, llegan a producir la muerte del alma. Este milagro reviste, por tanto, un intenso significado simbólico", siguió aclarando.
Jesús, recordó, como había profetizado Isaías, "es el Siervo del Señor, quien 'cargó con nuestras dolencias y soportó nuestros dolores'".
"Con su pasión, se convertirá como en un leproso impuro por nuestros pecados, separado de Dios: todo esto lo hará por amor, con el objetivo de alcanzarnos la reconciliación, el perdón y la salvación".
"En el Sacramento de la Penitencia Cristo crucificado y resucitado, a través de sus ministros, nos purifica con su misericordia infinita, nos restituye la comunión con el Padre celestial y, con los hermanos, nos ofrece el don de su amor, de su alegría y de su paz".
El Papa concluyó su intervención invitando a los creyentes a "recurrir frecuentemente a su sacramento de la confesión, el sacramento del perdón, que hoy debe ser descubierto aún más en su valor y en su importancia para nuestra vida cristiana".

viernes, 13 de febrero de 2009

El Papa constata los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó este jueves la "sensibilidad social" de Australia y su labor de apoyo a los países menos desarrollados, así como sus esfuerzos en reparar las injusticias pasadas contra los aborígenes, al recibir hoy al nuevo embajador de este país ante la Santa Sede, Timothy Andrew Fischer.
El Papa explicó que el gesto realizado el año pasado por el Primer Ministro Rudd de pedir perdón "por las injusticias sufridas tan dolorosamente por los pueblos indígenas" ha provocado "un profundo cambio del corazón", que permitirá al Gobierno y a los representantes aborígenes "abordar con resolución y compasión la multitud de retos que tienen por delante".
También destacó el empeño del Gobierno por "promover el respeto y la comprensión entre las culturas" facilitando "el diálogo interreligioso y la cooperación tanto en el país como en la región".
Invitó a los australianos a "reconocer la vocación sobrenatural de la persona" pues "es de Dios de quien los hombres y las mujeres reciben su esencial dignidad y la capacidad de buscar la verdad y la bondad".
"Con esta amplia perspectiva podemos contrarrestar las tendencias al pragmatismo y el consecuencialismo, que hoy prevalecen, y que se dedican sólo a los síntomas y los efectos de los conflictos, de la fragmentación social y la ambigüedad, en lugar de ir a sus raíces".
El Papa añadió que "cuando la dimensión espiritual de la humanidad sale a la luz, el corazón y la mente de las personas se vuelve hacia Dios y hacia las maravillas de la vida humana: el propio ser, la verdad, la belleza, los valores morales, y los demás. De esta forma se puede encontrar un fundamento seguro para unir a la sociedad y para sostener una visión de esperanza".
En este sentido, comentó la trascendencia que ha tenido, tanto para la Iglesia como para el país, la JMJ de Sydney, "cuyos ecos de aprecio siguen resonando" en todo el mundo.
"Los propios ciudadanos de Sydney, como ha observado su excelencia, se inspiraron en la alegría de los peregrinos", afirmó, añadiendo que "cada Jornada Mundial de la Juventud es un acontecimiento espiritual: un momento en el que los jóvenes, y no solo aquellos que tienen una estrecha relación con la Iglesia, encuentran a Dios".
"Rezo para que esta joven generación de cristianos en Australia y en todo el mundo canalicen el entusiasmo hacia todo lo que es verdadero y bueno, forjando amistades por encima de las divisiones y creando lugares de fe viva en y para nuestro mundo", afirmó.
Desarrollo justo
El Papa destacó el papel internacional de Australia especialmente en favor de los países en vías de desarrollo, y en particular, su apoyo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y al Tratado de No proliferación Nuclear.
En este sentido, quiso detenerse en algunos problemas mundiales, como la globalización y la crisis económica, así como el cambio climático.
Respecto a este último, el Papa aseguró que para combatirlo es necesario "un código ético común, que consiste en normas enraizadas en la ley natural inscrita por el Creador en el corazón de todo ser humano".
"Quizás nunca antes en la historia humana la relación fundamental entre el Creador, la Creación y la Criatura necesita ser ponderada y respetada", explicó.
Respecto a la pobreza en el mundo, el Papa subrayó la necesidad de "una verdadera ética en el corazón de cada política de desarrollo responsable, respetuosa y socialmente inclusiva".
"Es la ética la que hace imperativa una respuesta compasiva y generosa en la pobreza; éstas hacen urgente el sacrificio de los intereses proteccionistas de la accesibilidad plena de los países pobres a los mercados desarrollados, a la vez que hacen razonable la insistencia de los países donantes en la rendición de cuentas y la transparencia en el uso de la ayuda financiera por las naciones receptoras", advirtió.
También puso de manifiesto la necesidad de ayudar a cubrir las necesidades médicas de muchos países del Tercer Mundo, y especialmente de "cuidados obstétricos de alta calidad a las mujeres".
"Qué irónico resulta, en cualquier caso, que mientras algunos grupos, a través de programas de ayuda, promueven el aborto como una forma de cuidado "materno": eliminando una vida supuestamente para mejorar la calidad de vida".
Incendios
El Papa quiso también mostrar sus condolencias "por el dolor de las personas y familias en Victoria que han perdido a sus seres queridos en los recientes incendios forestales".
En este sentido, la Santa Sede había enviado un mensaje del cardenal Tarcisio Bertone, el pasado 10 de febrero, en el que el Papa mostraba su cercanía a las familias de las víctimas y de los desaparecidos.
"El Papa encomienda a los fallecidos a la misericordia amorosa del Dios Todopoderoso, e invoca sobre las familias sufrientes y sobre los afectados por la pérdida de sus propiedades y la destrucción de sus tierras, la fuerza y consolación divinas".

jueves, 12 de febrero de 2009

Benedicto XVI muestra cómo “progresar” en la vida espiritual”

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 11 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El crecimiento de la propia vida en la virtud no es algo que pertenecía a los monjes del desierto o a quienes querían llevar una vida de heroísmo, sino que es un camino para todos los bautizados, afirma Benedicto XVI.
Ante los cerca de 8.000 peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, el Papa retomó su enseñanza sobre los Padres de la Iglesia, que había dejado el año pasado para comenzar el ciclo de veinte catequesis sobre san Pablo.
En esta ocasión, habló sobre Juan Clímaco, monje ermitaño del siglo VI, autor de la "Escala del paraíso", uno de los escritos espirituales más importantes de la historia cristiana.
Juan Clímaco fue un monje que vivió en el Sinaí como ermitaño y como cenobita, en un tiempo en que el Imperio Romano se había desmoronado ante el empuje de las invasiones bárbaras, y la única institución que subsistía era la Iglesia.
"La Escala, obra escrita por un monje eremita que vivió hace mil cuatrocientos años, ¿puede decirnos algo a nosotros hoy? El itinerario existencial de un hombre que vivió siempre en la montaña del Sinaí en un tiempo tan lejano, ¿puede ser de actualidad para nosotros?", se preguntó el Papa.
Aunque la respuesta pareciera ser negativa en primer término, invitó a los presentes a caer en la cuenta de que "aquella vida monástica es sólo un gran símbolo de la vida bautismal, de la vida del cristiano".
El obispo de Roma puso de manifiesto que este método de vida espiritual propuesto en la Escala culmina "con las virtudes fundamentales, iniciales, más sencillas: la fe, la esperanza y la caridad".
"No son virtudes accesibles solo a los héroes morales, sino que son don de Dios a todos los bautizados: en ellas también crece nuestra vida", añadió.
La fe, por ejemplo, "implica que yo renuncie a la arrogancia, a mi pensamiento, a la pretensión de juzgar por mi mismo, sin confiarme a otros. Este camino hacia la humildad, hacia la infancia espiritual es necesario superar la actitud de arrogancia".
Por otro lado, "sólo la esperanza nos hace capaces de vivir la caridad. La esperanza en la que trascendemos las cosas de cada día, no esperamos el éxito en nuestros días terrenos, sino que esperamos finalmente la revelación de Dios mismo".
"Sólo en esta extensión de nuestra alma, en esta autotrascendencia, nuestra vida se engrandece y podemos soportar los cansancios y desilusiones de cada día, podemos ser buenos con los demás sin esperar recompensa. Sólo si Dios existe, esta gran esperanza a la que tiendo, puedo cada día dar los pequeños pasos de mi vida y así aprender la caridad", explicó.
"Escala"
El pontífice explicó a los fieles en qué consiste la "Escala" de Juan Clímaco, que este monje escribió después de 40 años de vida eremítica a los pies del monte Sinaí.
En este tratado de vida espiritual, Juan "describe el camino del monje desde la renuncia al mundo hasta la perfección del amor. Es un camino que tiene lugar a través de treinta escalones, cada uno de los cuales está unido con el siguiente".
Esta "ascensión" se divide en tres fases: "la primera muestra la ruptura con el mundo con el fin de volver al estado de infancia evangélica", la segunda "el combate espiritual contra las pasiones", y la tercera, "la perfección cristiana".
La primera fase, explica Benedicto XVI, supone "la vuelta a la verdadera infancia en sentido espiritual, el llegar a ser como niños. El alejamiento voluntario de las personas y lugares queridos permite al alma entrar en comunión más profunda con Dios. Esta enuncia desemboca en la obediencia, que es el camino a la humildad a través de las humillaciones -que no faltarán nunca- por parte de los hermanos".
La segunda, el combate contra las pasiones, no debe verse como algo negativo, pues "es importante tomar conciencia de que las pasiones no son malas en sí mismas; lo son por el uso malo que de ellas hace la libertad del hombre".
"Si son purificadas, las pasiones abren al hombre el camino hacia Dios con energías unificadas por la ascética y la gracia y, "si han recibido del Creador un orden y un principio..., el límite de la virtud no tiene fin", afirma el Papa citando a Juan Clímaco.
Respecto a la última fase, el sucesor de Pedro destaca los tres principios, "sencillez, humildad y discernimiento", de los cuales "Juan, en línea con los Padres del desierto, considera más importante este último, es decir, la capacidad de discernir".
Se refiere también a la oración, que puede ser corpórea y "oración del corazón", "la invocación del solo nombre de Jesús, una invocación continua como la respiración". El fin de la escala es la "trinidad de las virtudes": la fe, la esperanza y la caridad.
Esta caridad, comparada con el amor humano, está íntimamente unida con la esperanza. "La ausencia de la esperanza anonada la caridad: a ella están vinculadas nuestras fatigas, por ella nos sostenemos en nuestros problemas y gracias a ella estamos rodeados por la misericordia de Dios", concluye el Papa.

Benedicto XVI recomienda a los enfermos encomendarse a la Virgen de Lourdes

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 11 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recomendó a los jóvenes, enfermos y recién casados, encomendar su vida a María en el día en que la Iglesia celebraba la fiesta de la Virgen de Lourdes.
Al final de la audiencia general, celebrada en el Aula Pablo VI, el pontífice invitó a los chicos y chicas presentes entre los 8.000 peregrinos a encomendarse "siempre a la maternal protección de María para que os ayude a conservar un corazón generoso, disponible y lleno de entusiasmo apostólico".
En ese día, en el que la Iglesia también celebraba la Jornada Mundial del Enfermo, el obispo de Roma se dirigió a los enfermos para desearles que "la Virgen de Lourdes, a cuya intercesión acuden con confianza muchos enfermos en el cuerpo y en el espíritu, ponga su mirada de consuelo y esperanza sobre todos vosotros".
De este modo, los enfermos podrán recibir apoyo para "cargar con la cruz cotidiana, en íntima unión con la redentora de Cristo".
"Que María os acompañe, queridos recién casados, en vuestro camino, para que vuestras familias se conviertan en comunidades de intensa vida espiritual y de testimonio cristiano concreto", concluyó.

Benedicto XVI: el dolor de los niños interpela la conciencia

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 8 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI afirma que del sufrimiento de los niños “se eleva un silencioso grito de dolor que interpela a nuestra conciencia de hombres y de creyentes”, un sufrimiento ante el cual la comunidad cristiana “advierte el imperioso deber de intervenir”.
Así lo afirma en su Mensaje, hecho público ayer, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo miércoles 11 de febrero.
El Papa dedica su Mensaje de este año a los niños enfermos, ante cuyos sufrimientos la Iglesia “no puede permanecer indiferente”.
El cuidado de los niños enfermos “constituye un elocuente testimonio de amor por la vida humana, en particular por la vida de quien es débil y en todo y por todo dependiente de los demás”.
“Es necesario afirmar con vigor la absoluta y suprema dignidad de toda vida humana. No cambia, con el transcurso del tiempo, la enseñanza que la Iglesia proclama incesantemente: la vida humana es bella y debe vivirse en plenitud también cuando es débil y está envuelta en el misterio del sufrimiento”, añadió.
Los niños son, afirma el Papa, “las criaturas más débiles e indefensas” y especialmente “los niños enfermos y sufrientes”, y se refirió no sólo a aquellos que “llevan en su cuerpo las consecuencias de enfermedades invalidantes o que luchan con males hoy aún incurables”, sino también a los que sufren las consecuencias del mal.
“Hay niños heridos en su cuerpo y en su alma cono consecuencia de conflictos y guerras, y otros víctimas del odio de personas adultas insensatas. Hay 'niños de la calle', privados del calor de una familia y abandonados a sí mismos, y de menores profanados por gente abyecta que viola su inocencia, provocando en ellos una herida psicológica que les marcará para el resto de sus vidas”, afirmó.
Se refirió también al “incalculable número de menores que mueren a causa de la sed, del hambre, de la carencia de asistencia sanitaria, como también los pequeños exiliados y prófugos de su propia tierra con sus padres en búsqueda de mejores condiciones de vida”.
“De todos estos niños se eleva un silencioso grito de dolor que interpela a nuestra conciencia de hombres y de creyentes”, advirtió el Papa.
En este sentido, el Papa pidió a las diócesis y a las parroquias que “tomen cada vez más conciencia de ser 'familia de Dios', y hagan perceptible en los pueblos, en los barrios y en las ciudades el amor del Señor”
“La Iglesia, como he escrito en la encíclica Deus caritas est, es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de lo necesario”, añadió. “En la misma Iglesia, en cuanto familia, ningún miembro sufra porque pasa necesidad”.
Asimismo el Papa pidió “una más estrecha colaboración entre los profesionales de la salud que trabajan en las distintas instituciones sanitarias y las comunidades eclesiales presentes en su territorio”.
Además, hizo un llamamiento “a los responsables de las naciones para que se potencien leyes y reglamentos a favor de los niños enfermos y de sus familias”.
“Siempre, pero aún más cuando está en juego la vida de los niños, la Iglesia, por su parte, está dispuesta a ofrecer su cordial colaboración en el intento de transformar toda la civilización humana en civilización del amor”, añadió.
La familia del niño enfermo
El Papa advirtió también sobre la necesidad de que las comunidades cristianas apoyen a las familias de los niños enfermos, apoyándoles moral y materialmente.
“Dado que el niño enfermo pertenece a una familia que comparte su sufrimiento a menudo con graves impedimentos y dificultades, las comunidades cristianas no pueden dejar de hacerse cargo también de ayudar a los núcleos familiares afectados”, afirmó.
Invocando el ejemplo del Buen Samaritano, pero también de la compasión de Jesús hacia padres de niños gravemente enfermos, como la viuda de Naím y Jairo, el Papa pide a los cristianos que “ofrezcan el apoyo de una solidaridad concreta” a estas familias “tan duramente probadas”.
“De este modo, la aceptación y el compartir del sufrimiento se traduce en un apoyo útil a las familias de los niños enfermos, creando dentro de ellas un clima de serenidad y esperanza, y haciendo sentir a su alrededor una familia más vasta de hermanos y hermanas en Cristo”.
Esta ayuda “presupone un amor desinteresado y generoso, reflejo y signo del amor misericordioso de Dios, que nunca abandona a sus hijos en la prueba, sino que siempre les proporciona admirables recursos de corazón y de inteligencia para ser capaces de afrontar adecuadamente las dificultades de la vida”, añadió.
El Papa invita a las familias con niños enfermos a “dirigir la mirada a Jesús crucificado” en cuyo “sufrimiento por amor entrevemos una suprema coparticipación en las penas de los niños enfermos y de sus padres”.
Recordó también la carta Salvifici doloris de Juan Pablo II, a quien considera “un ejemplo luminoso especialmente en el ocaso de su vida” de aceptación del sufrimiento.
“Sobre la cruz está el 'Redentor del hombre', el Varón de dolores, que ha asumido en sí mismo los sufrimientos físicos y morales de los hombres de todos los tiempos, para que en el amor podamos encontrar el sentido salvífico de su dolor y respuestas válidas a todos sus interrogantes”, citó el Papa.

Sólo la presencia de Dios puede curar al hombre, afirma el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 8 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa dedicó hoy su tradicional reflexión durante el rezo del Ángelus, con los peregrinos congregados en la Plaza de san Pedro, a reflexionar sobre la enfermedad, en línea con su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo miércoles.
A la luz del Evangelio del día, el Papa recordó que “la experiencia de la curación de los enfermos ha ocupado buena parte de la misión pública de Cristo y nos invita una vez más a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad en toda situación en que pueda encontrarse el ser humano”.
Benedicto XVI quiso reflexionar sobre la realidad de la enfermedad, que “aunque forma parte de la existencia humana, nunca conseguimos habituarnos a ella”.
La razón, explicó no es que “a veces llegue a ser pesada y grave”, sino que “esencialmente estamos hechos para la vida, para la vida completa”.
“Nuestro instinto interior nos hace pensar en Dios como plenitud de vida, es más, como Vida eterna y perfecta. Cuando somos probados por el mal y nuestras oraciones parecen resultar vanas, surgen en nosotros la duda y, angustiados, nos preguntamos: ¿cuál es la voluntad de Dios?”.
A este profundo interrogante de la existencia humana quiso responder Jesús con un signo, las numerosas curaciones.
“Jesús no deja dudas: Dios – del que Él mismo ha revelado su rostro – es el Dios de la vida, que nos libra de todo mal”, afirmó.
En este sentido, las curaciones de Jesús “son signos: guían hacia el mensaje de Cristo, nos guían hacia Dios y nos dan a entender que la verdadera y más profunda enfermedad del hombre es la ausencia de Dios, de la fuente de la verdad y del amor”.
“Sólo la reconciliación con Dios puede darnos la verdadera curación, la verdadera vida, porque una vida sin amor y sin verdad no sería verdadera vida. El Reino de Dios es precisamente la presencia de verdad y de amor, y así es curación en lo profundo de nuestro ser”, añadió el Papa.
Acción de la Iglesia
Esta obra curativa de Jesús “se prolonga en la Iglesia”, explica el Papa, mediante los sacramentos y mediante la asistencia a los enfermos, que muestra “el rostro de amor de Dios”.
“¡Cuántos cristianos -sacerdotes, religiosos y laicos- han prestado y siguen prestando en todas partes del mundo sus manos, sus ojos y sus corazones a Cristo, verdadero médico de los cuerpos y de las almas!”, añadió el Papa.
El Papa pidió especialmente “por todos los enfermos, especialmente por los más graves, que no pueden de ninguna forma proveer a sí mismos, sino que dependen totalmente de los cuidados de otros”.
“Que cada uno de ellos pueda experimentar, en la solicitud de quienes están cerca, el poder del amor de Dios y la riqueza de su gracia que nos salva”, concluyó.
Por su parte, el Papa anunció que el miércoles, Jornada Mundial del Enfermo, tiene previsto encontrarse con los enfermos y los peregrinos que acudirán a la Basílica de San Pedro, y dio una especial bendición “a todos los enfermos, a los agentes sanitarios y a los voluntarios de todas partes del mundo”.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Benedicto XVI propone el ayuno como ayuda para saciar el hambre de Dios

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 3 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El valor y el sentido del ayuno como "un arma espiritual" es la propuesta que presenta Benedicto XVI en su mensaje para esta Cuaresma. El documento fue presentado este martes en una rueda de prensa en la Santa Sede.
"Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento", se interroga el Santo Padre en su mensaje.
De este modo,en su propuesta para la Cuaresma, que comenzará el 25 de febrero, Miércoles de Ceniza, y se extenderá hasta el 5 de abril, Domingo de Ramos, se detiene a analizar el sentido que ha tenido esta práctica tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
La visión cristiana
De este modo el pontífice muestra cómo Jesús habla del verdadero ayuno que consiste "en cumplir la voluntad del Padre Celestial".
Ejemplo que también da al responder a Satanás, quien durante los 40 días en el desierto dice "no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de al boca de Dios".
El Papa aclara de esta manera que el verdadero ayuno "tiene como finalidad comer el alimento verdadero que es hacer la voluntad del Padre".
"Con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios confiando en su bondad y misericordia", subraya.
La devaluación del ayuno
El ayuno hoy "ha perdido un poco su valor espiritual", aclara después el mensaje, pues muchas veces se reduce a una "medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo".
Benedicto XVI señala que la práctica del ayuno contribuye a "dar unidad a la persona, cuerpo y alma ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor"
"Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación" y asegura que con esta practica, junto con la de la oración "le permitimos que venga a saciar el hambre mas profunda que experimentamos en lo intimo de nuestro corazón".
El Santo Padre resalta también el significado social del ayuno, diciendo que éste "nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos".
Por ello exhorta a las parroquias "a intensificar durante la cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna"
El Papa asegura que esta práctica es "un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos" .
Asimismo ayuda "al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original cuyos efectos negativos afectan toda la personalidad humana".
En definitiva, gracias al ayuno, para el pontífice la Cuaresma es el tiempo ideal "para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo".

martes, 27 de enero de 2009

El Papa quiere lanzar campaña contra el hambre en el mundo

VATICANO, 27 Ene. 09 (ACI).-La Sala de Prensa de la Santa Sede anunció que el próximo 3 de febrero, al presentar el mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2009 que lleva como título "Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre (Mt. 4, 2)", el Santo Padre lanzará de este modo una campaña contra el hambre en el mundo.
La conferencia de prensa para la presentación de esta iniciativa se realizará en al Aula Juan Pablo II de la Sala Stampa de la Santa Sede, a las 11:30 a.m. –hora local– en la que intervendrán el Cardenal Josef Cordes, Presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum"; y Josette Sheeran, Directora Ejecutiva del Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas (WFP).

lunes, 26 de enero de 2009

Benedicto XVI explica qué es la conversión cristiana

VATICANO, 25 Ene. 09 (ACI).-Miles de personas se reunieron este mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien explicó de manera elocuente y sencilla en qué consiste la conversión cristiana según el modelo paulino.
"La conversión consiste en creer en la muerte y resurrección de Jesús como realidades que se han dado para cada uno y que solo de la mano de Cristo es posible conocer y vivir la riqueza de su amor", dijo el Pontífice."Saulo se convirtió, porque gracias a la luz divina, 'creyó en el Evangelio'. En esto consiste nuestra y su conversión: en creer en Jesús, muerto y resucitado, y abrirse a la iluminación de su gracia divina", dijo el Santo Padre.
El Papa hizo notar que si bien en el caso de Pablo "algunos prefieren no hablar de conversión, … la experiencia del Apóstol puede ser modelo de toda auténtica conversión cristiana. … Ésta maduró en el encuentro con Cristo resucitado: y fue este encuentro aquello que hizo cambiar radicalmente su existencia. Comprendió que su salvación no depende de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho que Jesús también murió por él y había resucitado".
Seguidamente el Pontífice explicó el significado de la conversión: "Convertirse significa creer que Jesús 'se ha dado a sí mismo por mí', muriendo en la cruz y resucitando, vive conmigo y en mi. Confiándome a la potencia de su perdón, dejándome tomar de la mano, puedo salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor".
Asímismo, explicó la importancia de la conversión en vistas a la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: "El Apóstol nos indica la actitud espiritual adecuada para poder caminar en la vía de la comunión"; y pidió a María "nos obtenga el don de la verdadera conversión".
El Santo Padre rezó el Ángelus, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica, tras recordar la importancia de la Jornada mundial contra la Lepra que se celebra este domingo.

El Papa en YouTube quiere ayudar a “quienes buscan respuestas”

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 25 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa aludió hoy, durante los saludos a los peregrinos de lengua inglesa congregados en la plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, a la nueva presencia del Vaticano en el canal YouTube de internet, anunciada el pasado viernes por la Santa Sede.
"Espero que esta iniciativa enriquecerá a una amplia gama de personas - incluyendo a aquellos que aún no han encontrado una respuesta a su búsqueda espiritual - a través del conocimiento y amor de Jesucristo cuyo mensaje de Buena Noticia la Iglesia quiere llevar hasta el confín de la tierra", afirmó.
El pontífice se refirió también al Mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año, que se dio a conocer también el viernes, y en el que el Papa habla a los jóvenes de la "generación digital" sobre el uso correcto de las nuevas tecnologías.
"Indudablemente, el uso sabio de las tecnologías de la comunicación permite a las comunidades formarse en vías que promueven la búsqueda de la verdad, el bien y la belleza, trascendiendo las fronteras geográficas y las divisiones étnicas", afirmó. "Con este fin, el Vaticano ha lanzado una nueva iniciativa que hará la información y las noticias de la Santa Sede más accesible en la red".
Jornada Mundial de la Lepra
El Papa quiso recordar hoy también la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, instituida hace 55 años por Raoul Follereau.
"La Iglesia, en las huellas de Jesús, tiene siempre una atención particular para las personas marcadas por esta enfermedad", explicó el Papa, recordando el Mensaje difundido hace unos días por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
En este sentido alabó la reciente Declaración del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, solicitando a los Estados la tutela de los enfermos de lepra y de sus familiares. "Por mi parte, les aseguro mi oración y renuevo el ánimo a cuantos luchan con ellos para la curación plena y una buena inserción social", añadió.
Año nuevo en Asia
También quiso el Papa felicitar a los países asiáticos que celebrarán próximamente el nuevo año lunar.
"Les auguro que vivan esta fiesta en alegría. La alegría es la expresión del estar en armonía con uno mismo: y esto sólo puede derivar de estar en armonía con Dios y con su creación", afirmó el Papa, augurando "que la alegría viva siempre en el corazón de todos los ciudadanos de estas naciones, tan queridas por mí, y se irradie en el mundo".

San Pablo ayuda a entender el significado de la conversión, según el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 25 de enero de 2009 (ZENIT.org).- La experiencia de san Pablo puede ser "un modelo para toda auténtica conversión cristiana", afirmó hoy Benedicto XVI, durante el rezo del Ángelus con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.
Gracias a la conversión de Pablo, explicó el Papa, aludiendo a la fiesta de la Conversión de San Pablo que hoy celebra toda la Iglesia, "podemos comprender el verdadero significado de la conversión evangélica".
Aunque en el caso de Pablo "algunos prefieren no utilizar la palabra 'conversión', porque dicen que él ya era creyente y no tuvo que abandonar su fe para adherirse a Cristo", el Papa recuerda que la experiencia de Pablo maduró en el encuentro con Cristo resucitado".
"Fue este encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de Damasco sucedió para él lo que Jesús pide en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, 'creyó en el Evangelio'", explicó.
"Su conversión y la nuestra -observó el Pontífice-, consiste en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina".
En aquel momento, de hecho, "Saulo comprendió que su slavación no dependía de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho de que Jesús había muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado".
Según el Papa, "esta verdad, que gracias al bautismo ilumina la existencia de todo cristiano, alumbra completamente nuestra forma de vivir".
Convertirse, por tanto, significa "creer que Jesús se ha entregado a sí mismo por mí, muriendo en la cruz, y que resucitado, vive conmigo y en mí".
Confiando en "el poder de su perdón, explicó el Papa, podemos "salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor".
Ecumenismo y conversión
El Papa afirmó que la invitación a la conversión era particularmente oportuna en este domingo, en el que coincide esta fiesta paulina con la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que había comenzado el 18 de enero.
La conversión "es la actitud espiritual adecuada que nos indica el Apóstol para poder progresar en el camino de la comunión", explicó.
"Los cristianos aún no hemos conseguido la meta de la unidad plena, pero si nos dejamos convertir continuamente por el Señor Jesús, llegaremos seguramente", constató Benedicto XVI.
El Papa pidió la intercesión de la Virgen para que "nos obtenga el don de una conversión verdadera, para que cuanto antes se realice el anhelo de Cristo: Ut unum sint".

El Papa recuerda que la Virgen María “nos hace hermanos y unos une”

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 22 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI dedicó este miércoles un emocionado e improvisado discurso a la Virgen María como "promotora de la unidad" entre los hombres, en agradecimiento por haber recibido la ciudadanía honoraria de la localidad austríaca de Mariazell, sede de uno de los santuarios marianos más importantes de Europa.
Esta distinción le fue conferida en presencia del Alcalde, Helmut Pertl, del obispo de Graz-Seckau, monseñor Egon Kapellari, y del rector del Santuario de Mariazell, padre Karl Schauer, O.S.B. Ante ellos, el Papa expresó vivamente su agradecimiento.
"Según las previsiones humanas, en esta vida no podré volver a peregrinar allí físicamente, pero ahora vivo allí de verdad y en este sentido estoy presente siempre", afirmó. "Estoy contento de ser de casa con el corazón, y también ahora de derecho, por así decirlo, en Mariazell".
El Papa recordó dos visitas anteriores al Santuario, y contó algunas anécdotas vividas con el obispo y el rector allí presentes, especialmente en su última visita a causa de la lluvia torrencial que les sorprendió.
Por otro lado, puso de manifiesto la importancia que este santuario, muy venerado por los católicos alemanes, ha tenido en la historia europea: "Mariazell es mucho más que un 'lugar': es la actualización de la historia viva de una peregrinación de fe y de oración durante los siglos", explicó.
En esta peregrinación, añadió el Papa, "no están solamente las oraciones y las invocaciones de los hombres, sino que está presente también la realidad de una respuesta: sentimos que la respuesta existe, que no alargamos la mano hacia algo desconocido, sino que Dios existe, y que a través de su Madre quiere estar particularmente cercano a nosotros".
Además, Mariazell expresa "lo que Europa ha sido capaz de construir y de donde procede todo aquello que hoy forma su identidad, y a través de qué Europa podrá volver siempre de nuevo a ser ella misma: a través del encuentro con el Señor, al cual nos conduce su Madre", añadió el Papa.
La verdadera grandeza
Benedicto XVI recordó que la Virgen de Mariazell ha recibido importantes títulos durante la historia, como "gran madre" de Austria y de los pueblos eslavos, en este santuario visitado por miles de personas durante los siglos, hasta el punto que Mariazell se consideraba el centro espiritual del Imperio Austrohúngaro.
Sin embargo, añadió, la Virgen "nos enseña que lo que es verdaderamente 'grande' no es el hecho de ser 'inalcanzable'".
María "manifiesta precisamente su grandeza en el hecho de que Ella se dirige a los pequeños y está presente para los pequeños, que podemos acudir a ella en cualquier momento, sin tener que pagar ningún billete de entrada, simplemente llevando el corazón", explicó el Papa.
Estas grandeza por tanto no tiene que ver con "la majestad exterior", añadió, sino con "la bondad del corazón que ofrece a todos la experiencia de lo que significa estar juntos".
"En los paseos que hago en los paisajes de los recuerdos, vuelvo siempre a hacer una parada en Mariazell, precisamente porque siento que allí la Madre nos sale al encuentro y nos reúne a todos", concluyó el Papa.