jueves, 5 de marzo de 2009

El Papa explica la importancia del sacerdote en la formación cultural de los jóvenes

ROMA, miércoles 4 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI subraya la importancia del trabajo pastoral del sacerdote con los jóvenes, especialmente en los años de la adolescencia en que se forma la personalidad madura.
Lo hizo al responder personalmente a las preguntas e inquietudes formuladas por los párrocos de la diócesis de Roa, en un espontáneo encuentro celebrado el pasado jueves 26 de febrero en el Vaticano.
Así, a la pregunta del padre Giuseppe Forlai, vicario en la parroquia de San Juan Crisóstomo, sobre la importancia de la presencia y la guía del sacerdote en la pastoral con los jóvenes, afirmó que éste debe "ayudar a los jóvenes a entrar en una cultura inspirada por la fe".
El Papa se refirió a un tipo de pastoral juvenil muy extendido en Italia, el de los "oratorios", experiencias que ofrecen a los jóvenes ocio sano y formación, y que fueron creados por san Juan Bosco (fundador de los Salesianos) en el siglo pasado.
En este sentido, subrayó que la principal función de los oratorios es el de "ser realmente una formación cultural, humana y cristiana de una personalidad, que debe convertirse en una personalidad madura".
"Un oratorio en el que se hacen solamente juegos y se toman bebidas sería absolutamente superfluo", añadió.
Otra de las exigencias es que el sacerdote, "como educador debe ser él mismo bien formado y estar colocado en la cultura de hoy, rico en cultura, para ayudar también a los jóvenes a entrar en una cultura inspirada por la fe".
Precisamente, subrayó, esta cultura "integradora" de los conocimientos con la ética a la luz de la fe "es muy necesaria hoy": "Una cultura sin conocimiento personal de Dios, y sin conocimiento del rostro de Dios en Cristo, es una cultura que podría ser incluso destructiva, porque no conoce las orientaciones éticas necesarias".
En este sentido, añadió, los sacerdotes tienen "una misión de formación cultural y humana profunda, que se abre a todas las riquezas de la cultura de nuestro tiempo".
Respecto a cuestiones pastorales prácticas, como la presencia estable de los sacerdotes con los jóvenes, el Papa, aunque remitió la cuestión en su resolución práctica al cardenal vicario Agostino Vallini, sí subrayó la importancia de que el sacerdote esté presente en las etapas decisivas de la formación.
"En la vida del joven, las dimensiones del tiempo son distintas que en la vida del adulto. En tres años desde los dieciséis a los diecinueve son al menos tan largos e importantes como los años entre los cuarenta y los cincuenta. Precisamente aquí se forma la personalidad: es un camino interior de gran importancia, de gran extensión existencial", explicó.
"Este tiempo no es tan breve para una cierta continuidad, un camino educativo de la experiencia común, para aprender a ser hombre", añadió. "En la juventud tres años son un tiempo decisivo y larguísimo, porque se forma realmente la futura personalidad".