jueves, 31 de mayo de 2012

Benedicto XVI: El mundo tiene necesidad de oración


VATICANO, 26 May. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- El Papa Benedicto XVI afirmó que el mundo está necesitado de oración, para lo cual es importante que son necesarios hombres y mujeres “que sientan la atracción del Cielo en su vida, que hagan de la alabanza al Señor un estilo de vida nueva”.
Al recibir a un numeroso grupo de miembros de la Renovación en el Espritu Santo en la Plaza de San Pedro, con motivo del 40 aniversario de su nacimiento en Italia, el Papa les exhortó a que sean cristianos gozosos y que no se cansen de dirigirse al cielo en oración.
Benedicto XVI indicó que “en la sociedad actual vivimos una situación en cierto modo precaria, caracterizada por la inseguridad y por el carácter fragmentario de las elecciones. Con frecuencia faltan válidos puntos de referencia en los que inspirar la propia existencia”.

“Por tanto, se hace cada vez más importante construir el edificio de la vida y el conjunto de las relaciones sociales sobre la roca estable de la Palabra de Dios, dejándose guiar por el Magisterio de la Iglesia”.
El Papa remarcó que en la actualidad, los fieles también están llamados a dar “un convencido, sincero y creíble testimonio de fe, estrechamente unido al empeño de la caridad”.
“Mediante la caridad, también personas lejanas o indiferentes al Mensaje del Evangelio logran acercarse a la verdad y convertirse al amor misericordioso del Padre celestial”.

El Santo Padre exhortó a los presentes a continuar testimoniando en sus vidas “la alegría de la fe en Cristo, la belleza de ser discípulos de Jesús, el poder del amor que brota de su Evangelio en la historia, así como la incomparable gracia que cada creyente puede experimentar en la Iglesia con la práctica santificadora de los Sacramentos y el ejercicio humilde y desinteresado de los carismas”.
Estos carismas, precisó Benedicto XVI, “deben ser utilizados siempre para el bien común”.
“¡No cedáis a la tentación de la mediocridad y de la costumbre! ¡Cultivad en el ánimo deseos altos y generosos! ¡Haced vuestros los pensamientos, los sentimientos y las acciones de Jesús!”, exclamó.

lunes, 28 de mayo de 2012

El Papa declarará Doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen


VATICANO, 28 May. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- El Papa Benedicto XVI manifestó su gran alegría porque el 7 de octubre de 2012, al inicio del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, declarará a dos nuevos Doctores de la Iglesia: el español San Juan de Ávila y la alemana Santa Hildegarda de Bingen.
El Papa ya había anunciado su deseo de proclamar doctor de la Iglesia a San Juan de Ávila durante la pasada Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (España), dejando pendiente la fecha para dicha declaración.
Antes del rezo del Regina Caeli ayer en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles, el Santo Padre explicó que si bien ambos testigos de la fe vivieron en periodos históricos muy diferentes, "la santidad de la vida y la profundidad de la doctrina los hacen perennemente actuales". 
En efecto, continuó, "la gracia del Espíritu Santo, los proyectó hacia esa experiencia de penetrante comprensión de la revelación divina y de diálogo inteligente con el mundo que constituyen el horizonte permanente de la vida y de la acción de la Iglesia".
Sobre la santa, Benedicto XVI recordó que "Hildegarda fue monja benedictina en el corazón del Medioevo alemán, auténtica maestra de teología y profunda estudiosa de las ciencias naturales y de la música".
Juan de Ávila, prosiguió, fue un "sacerdote diocesano en los años del renacimiento español, participó en el afán de la renovación cultural y religiosa de la Iglesia y de la coordinación en los albores de la modernidad".
Al concluir su discurso, Benedicto XVI invocó la intercesión de Santa María, para que "obtenga que la Iglesia sea animada poderosamente por el Espíritu Santo, para testimoniar a Cristo con franqueza evangélica y para que se abra cada vez más a la plenitud de la verdad".

jueves, 24 de mayo de 2012

Benedicto XVI: Si estamos en el equipo de Dios estamos en el equipo ganador


VATICANO, 22 May. 12 / 11:01 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI señaló ayer que si estamos en el equipo del Señor, estamos en el equipo ganador en la lucha del bien contra el mal que golpea al mundo en nuestros días.
Así lo indicó el Pontífice en sus palabras a los cardenales en un almuerzo ayer en la Sala Ducal del Palacio Apostólico Vaticano, agradeciendo las felicitaciones por su séptimo aniversario de pontificado y su 85 cumpleaños.
A continuación su discurso ante el decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, y los demás cardenales presentes:
"Eminencia, queridos hermanos
En este momento mis palabras solo pueden ser de agradecimiento. Agradecimiento, ante todo, al Señor por los años que me ha concedido, con tantos días de alegría y momentos estupendos, pero también con noches, que a pesar de ser oscuras, luego, en retrospectiva, se comprende que también las noches eran necesarias y buenas y motivo de agradecimiento.
Hoy las palabras ecclesia militans está un poco pasada de moda, pero en realidad podemos comprender siempre mejor que es verdadera, porque porta en sí la verdad. Vemos cómo el mal quiere dominar el mundo y cuán necesario es luchar contra el mal, que asume tantas formas de violencia y algunas veces se confunde con el bien, para destruir los cimientos morales de la sociedad.
San Agustín ha dicho que toda la historia es una lucha entre dos amores: amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios; amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo, en el martirio. Nosotros estamos en esta lucha, en la cual es muy importante tener amigos. Y en lo que a mí se refiere, yo estoy rodeado de los amigos del Colegio Cardenalicio: son mis amigos y me siento en casa, me siento seguro en esta compañía de grandes amigos, que están conmigo y así estamos todos juntos con el Señor.
Gracias por esta amistad, gracias a usted Eminencia (Cardenal Sodano) por todo lo que he ha hecho por este momento hoy y por todo lo que hace siempre ¡Gracias por vuestra comunión en las alegrías y en los dolores! Vayamos adelante, el Señor nos ha dicho: ‘tengan valor: yo he vencido al mundo’. Estamos en el ‘equipo’ del Señor, es decir en el equipo ganador ¡Gracias a todos ustedes!"

domingo, 20 de mayo de 2012


Benedicto XVI: En la Ascensión nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios


CIUDAD DEL VATICANO, domingo 20 mayo 2012 (ZENIT.org).- A las 12 del mediodía de hoy, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Regina Cæli con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro, y les dirigió unas palabras.
A continuación las palabras del papa antes de la oración mariana:

¡Queridos hermanos y hermanas!
Cuarenta días después de la Resurrección --según el libro de los Hechos de los Apóstoles--, Jesús asciende al Cielo, o sea retorna al Padre que lo había enviado al mundo. En muchos países este misterio se celebra no el jueves, sino hoy, el domingo siguiente. La Ascensión del Señor marca el cumplimiento de la salvación iniciada con la Encarnación.
Después de haber instruido por última vez a sus discípulos Jesús sube al cielo (cfr. Mc. 16,19). Él entretanto “no se separó de nuestra condición” (cfr. Prefacio); de hecho en su humanidad asumió consigo a los hombres en la intimidad del Padre y así ha revelado el destino final de nuestra peregrinación terrena.
Así como por nosotros descendió del cielo y por nosotros sufrió y murió en la cruz, así también por nosotros resucitó y subió a Dios, por lo tanto no está más lejano, sino que es “Dios nuestro”, “Padre nuestro” (cfr. Jn. 20,17).
La Ascensión es el último acto de nuestra liberación del yugo del pecado, como escribe el apóstol Pablo: “Subiendo a la altura, llevó cautivos” (Ef. 4,8). San León Magno explica que con este misterio “se proclama no solamente la inmortalidad del alma sino también la de la carne. Hoy de hecho no solamente estamos confirmados como poseedores del paraíso, sino también hemos penetrado en Cristo en las alturas de los cielos”. (De Ascensione Domini, Tractatus 73, 2.4: CCL 138 A, 451.453). Por esto los discípulos cuando vieron al Maestro levitar de la tierra y elevarse hacia lo alto, no sintieron una sensación de malestar, sino una gran alegría y se sintieron empujados a proclamar la victoria de Cristo sobre la muerte (cfr. Mc. 16,20). Y el Señor resucitado obraba con ellos, distribuyendo a cada uno un carisma para que la comunidad cristiana, en su conjunto, reflejase la armoniosa riqueza de los Cielos.
Lo escribe nuevamente san Pablo: “Repartió dones a los hombres... dispuso que unos fueran apóstoles; otros, profetas; otros, evangelizadores; otros, pastores y maestros... para la edificación del cuerpo de Cristo... hasta que lleguemos todos a la plena madurez de Cristo” (Ef. 4,8.11-13).
Queridos amigos, la Ascensión nos dice que en Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios; así cada vez que rezamos, la tierra se une con el Cielo. Y como el incienso cuando se quema hace subir hacia lo alto su humo suave y perfumado, así cuando elevamos al Señor nuestra fervorosa oración llena de confianza a Cristo, esta atraviesa los cielos y alcanza el Trono de Dios, y es por Él escuchada y satisfecha.
En la celebre obra de san Juan de la Cruz, Subida del Monte Carmelo, leemos que para “ver realizados los deseos de nuestro corazón no hay nada mejor que poner la fuerza de nuestra oración en lo que más le gusta a Dios. Entonces Él no nos dará solamente lo que le pedimos, o sea la salvación, sino también lo que Él ve que sea conveniente y bueno para nosotros, aún si no se lo pedimos” (Libro III, cap. 44, 2, Roma 1991, 335).
Supliquemos a la Virgen María para que nos ayude a contemplar los bienes celestiales que el Señor nos promete, y a volvernos testimonios siempre más creíbles de la vida divina.

viernes, 18 de mayo de 2012

Una nueva generación de católicos para renovar a la Iglesia, pide Benedicto XVI


VATICANO, 18 May. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- Al recibir esta mañana a un grupo de Obispos de Estados Unidos, el Papa Benedicto XVI alentó a una nueva generación de católicos, sustentados en un fuerte patrimonio cultural y espiritual, que permita la renovación de la Iglesia.

Así lo indicó en su discurso al último grupo de prelados estadounidenses que realizan su visita quinquenal ad limina. En encuentros anteriores, diversos grupos de obispos subrayaron la importancia de preservar y fomentar el don de la unidad católica, como condición para el cumplimiento de la misión de la Iglesia en Estados Unidos.

Respondiendo a esta preocupación, Benedicto XVI se refirió en su discurso a la necesidad de incorporar a la Iglesia en Estados Unidos el patrimonio de fe y cultura aportado por los inmigrantes católicos.

El Papa alabó el trabajo realizado por la Iglesia americana para responder al fenómeno de la inmigración: "a comunidad católica de los Estados Unidos continúa, con gran generosidad, dando la bienvenida a oleadas de nuevos inmigrantes, proporcionándoles cuidados pastorales y asistencia caritativa, ayudándoles a regularizar su situación, especialmente por lo que se refiere a la reunificación de las familias".


"Un signo especial de ello es el duradero compromiso de los obispos estadounidenses por la reforma de las leyes de inmigración. (…) Es una profunda preocupación para la Iglesia, ya que implica asegurar el justo tratamiento y la defensa de la dignidad humana de los inmigrantes".

La Iglesia en Estados Unidos, dijo el Papa, está llamada a "abrazar, cultivar e incorporar el rico patrimonio de fe y cultura presente en los numerosos grupos de inmigrantes, incluyendo (…) el creciente número de católicos hispanos, asiáticos y africanos". 

"La tarea pastoral de fomentar una comunión de culturas dentro de las iglesias locales debe ser considerada de especial importancia en el ejercicio de vuestro ministerio al servicio de la unidad". 

"Esto supone algo más que respetar la diversidad lingüística, promover tradiciones sólidas y proporcionar los muy necesarios programas y servicios sociales. Implica también un compromiso de predicación continua, catequesis y actividades pastorales que busquen inspirar en todos los fieles un sentido más profundo de su comunión en la fe apostólica y de su responsabilidad en la misión de la Iglesia".

Benedicto XVI resaltó luego que "la inmensa promesa y las vibrantes energías de una nueva generación de católicos esperan ser destapadas para renovar la vida de la Iglesia y reconstruir el tejido de la sociedad estadounidenses".

Sobre la vida religiosa, el Papa dijo que "en nuestras conversaciones, muchos de ustedes han hablado sobre su preocupación para construir relaciones más estrechas de amistad, cooperación y confianza con sus sacerdotes". 

"Ahora, también, los aliento a permanecer particularmente cercanos a los hombres y mujeres en sus iglesias locales que están comprometidos a seguir a Cristo cada vez más perfectamente abrazando los consejos evangélicos".

Cuando el Vaticano ha ordenado una seria evaluación de la vida de las religiosas en Estados Unidos, el Santo Padre reafirmó su "profunda gratitud por el ejemplo de fidelidad y sacrificio personal dado por muchas mujeres consagradas en su país, y unirme en oración en este momento de discernimiento para que dé abundante fruto para la revitalización y fortalecimiento de sus comunidades en fidelidad a Cristo y la Iglesia, así como a sus carismas fundacionales".

"La urgente necesidad en nuestros días de testigos creíbles y atractivos del poder redentor y transformador del Evangelio hace esencial recuperar el sentido de la sublime dignidad y belleza de la vida consagrada, así como rezar por las vocaciones religiosas y promoverlas activamente", a la vez que se refuerzan los canales de comunicación y cooperación existentes en las diócesis.

El Papa expresó luego su esperanza de que el Año de la Fe, que comenzará en octubre, "despierte el deseo, en toda la comunidad católica de América, de reapropiarse, con alegría y gratitud, del inestimable tesoro de nuestra fe". 

Para concluir Benedicto XVI dijo que "con el progresivo debilitamiento de los valores cristianos tradicionales y la amenaza de un tiempo en el que nuestra fidelidad al Evangelio pueda costarnos cara, la verdad de Cristo necesita ser no sólo comprendida, articulada y defendida, sino también ser propuesta con alegría y confianza como la clave de la auténtica realización humana y del bienestar de toda la sociedad".

viernes, 4 de mayo de 2012

Benedicto XVI: La mayor pobreza es la falta de amor



VATICANO, 04 May. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- El Papa Benedicto XVI alentó esta mañana a combatir la pobreza y la miseria en el mundo, y explicó que la mayor pobreza de todas y que debe combatirse en las personas, es la falta de amor.
Así lo indicó en su discurso en francés esta mañana a los cinco nuevos embajadores, no residentes, ante la Santa Sede: Teshome Toga Chanaka (Etiopía); Dato' Ho May Yong (primera representante diplomática de Malasia); David Cooney (Irlanda); Naivakarurubalavu Solo Mara (República de Fiji); y Viguen Tchitetchian (Armenia).
El Papa indicó al iniciar su discurso que los medios de comunicación permite que ahora las cosas se sepan casi inmediatamente o mientras suceden, incluyendo también hechos que causan dolor.
"La constatación del tremendo sufrimiento que la miseria y la pobreza, tanto material como espiritual, causan en todo el mundo llama a una nueva movilización para hacer frente, en la justicia y la solidaridad, a todo lo que amenaza al ser humano, a la sociedad y al medio ambiente".
Benedicto XVI dijo luego que "el éxodo hacia las grandes ciudades, los conflictos armados, el hambre y las pandemias, que afectan a tantas poblaciones, desatan una pobreza que en nuestros días ha asumido nuevas formas. La crisis económica mundial hace que cada vez más familias vivan con precariedad". 
"Y cuando la creación y la multiplicación de las necesidades induce a creer en la posibilidad del disfrute ilimitado y del consumo, la carencia de medios necesarios para lograrlo desemboca en la frustración".
El Papa también alertó que "cuando la pobreza coexiste con una enorme riqueza, brota la percepción de una injusticia que puede convertirse en fuente de rebelión. Por tanto, es necesario que los Estados garanticen que las leyes no aumentan las desigualdades sociales y que las personas puedan vivir decentemente".
"El desarrollo al que aspiran todas las naciones tiene que concernir a la persona en su integridad y no solamente al factor económico", agregó.
"Experiencias tales como el microcrédito y las iniciativas para crear asociaciones equitativas, demuestran que es posible armonizar los objetivos económicos con los vínculos sociales, la gobernabilidad democrática y el respeto por la naturaleza. También es aconsejable, devolviéndoles la nobleza que se merecen, el fomento del trabajo manual y la promoción de una agricultura que redunde en beneficio de la población local".
El Papa Benedicto XVI aseguró que "para fortalecer el factor humano en la realidad socio-política, es necesario prestar atención a otro tipo de miseria: la que se refiere a la pérdida de referencia a los valores espirituales, a Dios". 
"Este vacío hace más difícil el discernimiento entre el bien y el mal y la superación de los intereses personales en favor del bien común".
Esto, continuó, "hace que sea fácil la adhesión a las corrientes ideológicas de moda, evitando el esfuerzo de reflexión y crítica. Y muchos jóvenes en busca de un ideal, recurren entonces a los paraísos artificiales que los destruyen. La adicción, el consumismo y el materialismo no son capaces de llenar el corazón del hombre hecho para el infinito. Porque la mayor pobreza es la falta de amor". 
"En la angustia, la compasión y la escucha desinteresada son un consuelo. Incluso sin grandes recursos materiales, es posible ser feliz. Vivir sencillamente en armonía con lo que se cree, debe seguir siendo una posibilidad y cada vez siempre más. Animo todos los esfuerzos, en particular con las familias", indicó.
El Santo Padre afirmó también que "la educación debe despertar a la dimensión espiritual porque ‘el ser humano crece cuando crece en espíritu’. Este tipo de educación ayuda a construir y fortalecer los vínculos más auténticos, ya que abre a una sociedad más fraterna que ella ayuda a construir".
Benedicto XVI dijo que "los Estados tienen el deber de promover su patrimonio cultural y religioso, que contribuye al desarrollo de una nación, y de facilitar el acceso a todos, porque familiarizándose con su historia, cada uno llega a descubrir las raíces de su propia existencia".
"La religión –indicó– permite reconocer en el otro a un hermano en humanidad. Permitir que cualquier persona la oportunidad de conocer a Dios, y hacerlo en plena libertad, es ayudarla a forjar una personalidad fuerte interiormente que la hace capaz de testimoniar el bien y de realizarlo incluso cuando eso es algo que le costaría".
Para concluir su discurso el Santo Padre recordó que "’la apertura a Dios conduce a la apertura a los hermanos y una comprensión de la vida como una misión de solidaridad y alegría’. Así se podrá edificar una sociedad donde la vivencia de la sobriedad y la fraternidad reducirán la miseria, y reemplazarán a la indiferencia y el egoísmo, a las ganancias y las pérdidas, y sobre todo a la exclusión". 

jueves, 3 de mayo de 2012

San Esteban: meditar sobre la escritura para entender el presente



Ciudad del Vaticano, 2 mayo 2012 (VIS).-La oración de San Esteban, el primer mártir cristiano, fue el tema elegido por el Santo Padre para la catequesis de la audiencia general de hoy miércoles.
Ante más de 20.000 fieles que llenaban la Plaza de San Pedro, el Papa explicó que, según narran los Hechos de los Apóstoles, Esteban fue llevado a juicio ante el Sanedrín, acusado de haber declarado que Jesús destruiría el templo y subvertiría las costumbres legadas por Moisés. Ahora bien, en su discurso ante el tribunal, el santo afirma que Jesús se refería a su cuerpo, que es el nuevo templo. De esta forma, Cristo “inaugura el nuevo culto, y con la ofrenda de sí mismo en la Cruz, reemplaza los sacrificios antiguos”.
Esteban quiere demostrar que la acusación de subvertir la ley de Moisés es infundada y para ello ilustra su visión de la historia de la salvación, de la alianza entre Dios y el hombre. “Relee así -dijo Benedicto XVI- toda la narración bíblica, el itinerario de la Sagrada Escritura, para demostrar que conduce al lugar de la presencia definitiva de Dios, que es Jesucristo, especialmente en su Pasión, Muerte y Resurrección. En esta perspectiva (...) también lee su condición de discípulo de Jesús, siguiéndolo hasta el martirio. La meditación sobre la Sagrada Escritura le permite entender (...) el presente”.
El protomártir, “en su reflexión sobre la acción de Dios en la historia de la salvación, pone de relieve la perenne tentación de rechazar a Dios y su acción, y afirma que Jesús es el Justo anunciado por los profetas; en Él, Dios mismo se ha hecho presente de manera única y definitiva: Jesús es el 'lugar' del culto verdadero”.
La vida y el discurso de Esteban se interrumpen repentinamente con la lapidación, pero “precisamente el martirio es el cumplimiento de su vida y de su mensaje: se hace uno con Cristo. Así, su reflexión sobre la acción de Dios en la historia, sobre la Palabra divina que en Jesús ha llegado a su plenitud, se convierte en participación en la misma oración de la Cruz”.
En el momento del martirio del santo, afirmó el Papa, “se manifiesta una vez más la fecunda relación entre la Palabra de Dios y la oración”. Pero: “¿De dónde sacó el primer mártir cristiano la fuerza para hacer frente a sus perseguidores y llegar hasta la entrega de sí mismo? La respuesta es simple: de su relación con Dios, de su comunión con Cristo, de la meditación sobre la historia de la salvación, de ver la acción de Dios, que alcanza su cumbre en Jesucristo”.
San Esteban cree que Jesús “es el templo 'no construido por mano de hombre' en que la presencia de Dios Padre se ha hecho tan cercana como para entrar en nuestra carne humana para llevarnos a Dios, para abrir las puertas del Cielo. Nuestra oración, entonces, debe consistir en la contemplación de Jesús a la diestra de Dios, de Jesús como Señor de nuestra vida cotidiana. En Él, bajo la guía del Espíritu Santo, también nosotros podemos dirigirnos a Dios (...) con la confianza y el abandono de los hijos que acuden a un Padre que los ama infinitamente”, concluyó el Santo Padre.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Benedicto XVI celebrando la Misa Versus Deum